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Éxodo 15:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

11 ¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 »Oh Señor, entre los dioses, ¿quién es como tú: glorioso en santidad, imponente en esplendor, autor de grandes maravillas?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¿Quién como Tú, Yavé, entre los dioses? ¿Quién como Tú, glorioso y santo, terrible en tus hazañas, autor de maravillas?

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 ¿Quién como Tú entre los dioses, oh YHVH? ¿Quién como Tú? Majestuoso en la santidad, Temible en las alabanzas,° Hacedor de prodigios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 ¿Quién como tú, entre los dioses, oh Yahveh? ¿Quién como tú, magnifico en santidad, terrible en tus proezas, hacedor de maravillas?

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Éxodo 15:11
51 Referans Kwoze  

»¡Qué grande eres, Señor omnipotente! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios.


y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.


Porque el Señor es grande, y digno de toda alabanza; ¡más temible que todos los dioses!


»Voy a edificar un templo majestuoso, pues nuestro Dios es el más grande de todos los dioses.


oró así: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú en el cielo ni en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.


¿Quién como el Señor nuestro Dios, que tiene su trono en las alturas


Mi cuerpo se estremece por el temor que me inspiras; siento reverencia por tus leyes.


Al único que hace grandes maravillas; su gran amor perdura para siempre.


El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras.


¡Alabad al Señor los que lo teméis! ¡Honradlo, descendientes de Jacob! ¡Veneradlo, descendientes de Israel!


así todo mi ser exclamará: «¿Quién como tú, Señor? Tú libras de los poderosos a los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan».


Has sacudido la tierra, la has resquebrajado; repara sus grietas, porque se desmorona.


¡Venid y ved las proezas de Dios, sus obras portentosas en nuestro favor!


Prefiero recordar las hazañas del Señor, traer a la memoria sus milagros de antaño.


Tú eres el Dios que realiza maravillas; el que despliega su poder entre los pueblos.


Te abriste camino en el mar; te hiciste paso entre las muchas aguas, y no se hallaron tus huellas.


Porque tú eres grande y haces maravillas; ¡solo tú eres Dios!


No hay, Señor, entre los dioses otro como tú, ni hay obras semejantes a las tuyas.


Tú, Señor, eres nuestro escudo; tú, Santo de Israel, eres nuestro rey.


¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!


Ahora sé que el Señor es más grande que todos los dioses, por lo que hizo a quienes trataron a Israel con arrogancia».


»No tengas otros dioses fuera de mí.


Entonces manifestaré mi poder y heriré de muerte a los egipcios con todas las maravillas que realizaré entre ellos. Después de eso, el faraón os dejará ir.


―Mañana mismo —contestó el faraón. ―Así se hará —respondió Moisés—, y sabrás que no hay dios como el Señor, nuestro Dios.


Aarón extendió su brazo sobre las aguas de Egipto, y las ranas llegaron a cubrir todo el país.


Porque esta vez voy a enviar el grueso de mis plagas contra ti, y contra tus funcionarios y tu pueblo, para que sepas que no hay en toda la tierra nadie como yo.


¡Apartaos del camino, retiraos de esta senda, y dejad de enfrentarnos con el Santo de Israel!»


¿Con quién compararéis a Dios? ¿Con qué imagen lo representaréis?


«¿Con quién, entonces, me compararéis? ¿Quién es como yo?», dice el Santo.


Recordad las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.


Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo nombre es santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.


Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria».


La heredad de Jacob no es como ellos, porque él es quien hace todas las cosas; su nombre es el Señor Todopoderoso, e Israel es la tribu de su herencia.


»Como león que sale de los matorrales del Jordán hacia praderas de verdes pastos, en un instante espantaré de su tierra a los de Edom, y sobre ellos nombraré a mi elegido. Porque, ¿quién como yo? ¿Quién me puede desafiar? ¿Qué pastor se me puede oponer?»


que hablara con toda la asamblea de los israelitas y les dijera: «Sed santos, porque yo el Señor vuestro Dios soy santo.


¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su pueblo? No siempre estarás airado, porque tu mayor placer es amar.


Os voy a enseñar más bien a quién debéis temer: temed al que, después de dar muerte, tiene poder para echaros al infierno. Sí, a ese temed.


El Señor vuestro Dios marcha al frente y peleará por vosotros, como visteis que hizo en Egipto


“Tú, Señor y Dios, has comenzado a mostrarle a tu siervo tu grandeza y tu poder; pues ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra capaz de hacer las obras y los prodigios que tú realizas?


»No hay nadie como el Dios de Jesurún, que para ayudarte cabalga en los cielos, entre las nubes, con toda su majestad.


¿Qué dios ha intentado entrar en una nación y tomarla para sí mediante pruebas, señales, milagros, guerras, actos portentosos y gran despliegue de fuerza y de poder, como hizo por ti el Señor tu Dios en Egipto, ante tus propios ojos?


y adoraba al dragón porque había dado su autoridad a la bestia. También adoraban a la bestia y decían: «¿Quién como la bestia? ¿Quién puede combatirla?»


¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».


Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. Y día y noche repetían sin cesar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir».


»Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!


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