Ester 6:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017
4 Amán acababa de entrar en el patio exterior del palacio para pedirle al rey que colgara a Mardoqueo en la estaca que había mandado levantar para él. Así que el rey preguntó: ―¿Quién anda en el patio?
4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? Y Amán había venido al patio exterior de la casa real, para hablarle al rey para que hiciese colgar a Mardoqueo en la horca que él le tenía preparada.
4 —¿Quién está en el patio exterior? —preguntó el rey. Resulta que Amán acababa de llegar al patio exterior del palacio para pedirle al rey que atravesara a Mardoqueo en el poste que había preparado.
4 Entonces dijo el rey: '¿Quién anda en el patio?» Precisamente en ese momento Amán atravesaba el patio exterior del palacio real para ir a pedir al rey que mandara ahorcar a Mardoqueo de la horca que había preparado para éste.
4 Entonces dijo el rey: ¿Quién está en el patio? (Y Amán estaba entrando en el patio exterior de la casa del rey para proponer al rey que hiciera colgar a Mardoqueo en el madero que él le había preparado.)
4 Prosiguió el rey: '¿Quién está en el atrio?'. Amán había venido al atrio exterior del palacio real, para pedir al rey que hiciera colgar a Mardoqueo de la horca que le había preparado.
«Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias del reino saben que, para cualquier hombre o mujer que, sin ser invitado por el rey, se acerque a él en el patio interior, hay una sola ley: la pena de muerte. La única excepción es que el rey, extendiendo su cetro de oro, le perdone la vida. En cuanto a mí, hace ya treinta días que el rey no me ha pedido presentarme ante él».
Al tercer día, Ester se puso sus vestiduras reales y entró en el patio interior del palacio, frente a la sala del rey. El rey estaba sentado allí en su trono real, frente a la puerta de entrada.
Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron: ―Haz que se coloque una estaca de veinticinco metros de altura, y por la mañana pídele al rey que cuelgue en ella a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey. La sugerencia le agradó a Amán, y mandó que se colocara la estaca.
Y Jarboná, uno de los eunucos que atendían al rey, dijo: ―Hay una estaca de veinticinco metros de altura, junto a la casa de Amán. Él mandó colocarla para Mardoqueo, el que intervino en favor del rey. ―¡Colgadlo en ella! —ordenó el rey.
Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.