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Esdras 9:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

1 Después de todo esto, se me acercaron los jefes y me dijeron: «El pueblo de Israel, incluso los sacerdotes y levitas, no se ha mantenido separado de los pueblos vecinos, sino que practica las costumbres abominables de todos ellos, es decir, de los cananeos, hititas, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos, ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus abominaciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Una vez realizadas estas cosas, los líderes judíos vinieron a verme y dijeron: «Muchos del pueblo de Israel e incluso algunos sacerdotes y levitas no se han mantenido separados de los otros pueblos que viven en esta tierra. Han adoptado las prácticas detestables de los cananeos, los hititas, los ferezeos, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después de eso, se me acercaron los jefes, diciéndome: 'El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de todos esos pueblos cananeos, hititas, pereceos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios o amorreos, cuyas prácticas son abominables.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Al completarse estas cosas, se aproximaron a mí los príncipes, diciendo: El pueblo de Israel y los sacerdotes y los levitas no se han separado de los pueblos de la tierra, y han hecho conforme a sus abominaciones, esto es, de los cananeos, los hititas, los ferezeos, los jebuseos, los amonitas, los moabitas, los egipcios y los amorreos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Acabadas estas cosas, se acercaron a mí los jefes para decirme: 'Ni el pueblo de Israel, ni los sacerdotes, ni los levitas, se han mantenido apartados de los habitantes del país -cananeos, hititas, perizeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos- que tienen costumbres abominables,

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Esdras 9:1
37 Referans Kwoze  

Cuatro generaciones después, tus descendientes volverán a este lugar, porque antes de eso no habrá llegado al colmo la iniquidad de los amorreos.


Ahora bien, además de casarse con la hija del faraón, el rey Salomón tuvo amoríos con muchas mujeres moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, todas ellas mujeres extranjeras


Pero hizo lo que ofende al Señor, pues practicó las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado al paso de los israelitas.


A los descendientes de los pueblos no israelitas (es decir, a los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, pueblos que quedaron en el país porque los israelitas no pudieron destruirlos), Salomón los sometió a trabajos forzados, y así continúan hasta el día de hoy.


Entonces uno de los descendientes de Elam, que se llamaba Secanías hijo de Jehiel, se dirigió a Esdras y le dijo: «Nosotros hemos sido infieles a nuestro Dios, pues tomamos por esposas a mujeres de los pueblos vecinos; pero todavía hay esperanza para Israel.


Y advirtieron que a todo el que no se presentara en el plazo de tres días, según la decisión de los jefes y dirigentes, se le quitarían sus propiedades y se le expulsaría de la asamblea de los repatriados.


En aquellos días también me di cuenta de que algunos judíos se habían casado con mujeres de Asdod, de Amón y de Moab.


Y Tobías el amonita, que estaba junto a él, añadió: ―¡Hasta una zorra, si se sube a ese montón de piedras, lo echa abajo!


Pero, cuando Sambalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los asdodeos se enteraron de que avanzaba la reconstrucción de la muralla y de que ya estábamos cerrando las brechas, se enojaron muchísimo


Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados,


sino que se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres.


y en este mismo mes deberéis celebrar esta ceremonia, cuando ya el Señor os haya hecho entrar en la tierra que prometió dar a vuestros antepasados. Se trata de la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos: ¡tierra donde abundan la leche y la miel!


Mi ángel te guiará y te introducirá en la tierra de estos pueblos que voy a exterminar: tierra de amorreos, hititas, ferezeos, cananeos, heveos y jebuseos.


Si no vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber, tu pueblo y yo, que contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos de la tierra?


Vosotros, que transportáis los utensilios del Señor, ¡poneos en marcha, salid de allí! ¡Salid de en medio de ella, purificaos! ¡No toquéis nada impuro!


Cuando los jefes de Judá escucharon estas cosas, fueron del palacio del rey a la casa del Señor, y se apostaron a la entrada de la Puerta Nueva del templo.


Los jefes y todo el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser condenado a muerte, porque nos ha hablado en el nombre del Señor nuestro Dios».


No imitaréis vosotros las costumbres de Egipto, donde antes habitabais, ni tampoco las de Canaán, adonde os llevo. No os conduciréis según sus estatutos,


Judá ha sido traicionero. En Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable: al casarse Judá con la hija de un dios extraño, ha profanado el santuario que el Señor ama.


Desde la cima de las peñas lo veo; desde las colinas lo contemplo: es un pueblo que vive apartado, que no se cuenta entre las naciones.


Mientras el pueblo lloraba a la entrada de la Tienda de reunión, un israelita trajo a una madianita y, en presencia de Moisés y de toda la comunidad israelita, tuvo el descaro de presentársela a su familia.


»Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones.


La tercera generación de sus descendientes sí podrá estar en la asamblea del Señor.


»El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que vas a poseer, y expulsará de tu presencia a siete naciones más grandes y fuertes que tú, que son los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.


Porque si vosotros le dais la espalda a Dios y os unís a las naciones que aún quedan entre vosotros, mezclándoos y formando matrimonios con ellas,


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