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Eclesiastés 10:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

19 Para alegrarse, el pan; para gozar, el vino; para disfrutarlo, el dinero.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Una fiesta da alegría; un buen vino, felicidad; ¡y el dinero lo da todo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 hacen banquetes para divertirse; se dan sus pasatiempos con el vino: ¡ el dinero lo resolverá todo!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Por placer se hace el banquete, Y el vino alegra la vida, Y el dinero sirve para todo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Para divertirse se preparan los banquetes: el vino alegra la vida y el dinero sirve para todo.

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Eclesiastés 10:19
33 Referans Kwoze  

Las porciones les eran servidas desde la mesa de José, pero a Benjamín se le servían porciones mucho más grandes que a los demás. En compañía de José, todos bebieron y se alegraron.


Este, por su parte, les había dado instrucciones a sus criados: «No perdáis de vista a Amnón. Y, cuando se le haya subido el vino, yo os daré la señal de ataque, y vosotros lo mataréis. No tengáis miedo, pues soy yo quien os da la orden. Ánimo; sed valientes».


Pero el rey David le respondió a Ornán: ―Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al Señor, ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio.


Todos sus vecinos los ayudaron con plata y oro, bienes y ganado, objetos valiosos y todo tipo de ofrendas voluntarias.


y allí les recriminé: ―Hasta donde nos ha sido posible, hemos rescatado a nuestros hermanos judíos que fueron vendidos a los paganos. ¡Y ahora sois vosotros quienes vendéis a vuestros hermanos, después de que nosotros los hemos rescatado! Todos se quedaron callados, pues no sabían qué responder.


Al séptimo día, como a causa del vino el rey Asuero estaba muy alegre, les ordenó a los siete eunucos que le servían —Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás—


el vino que alegra el corazón, el aceite que hace brillar el rostro, y el pan que sustenta la vida.


Reparte sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será gloriosamente exaltado.


Quise luego hacer la prueba de entregarme al vino —si bien mi mente estaba bajo el control de la sabiduría—, y de aferrarme a la necedad, hasta ver qué ventaja le encuentra el hombre a lo que hace bajo el cielo durante los contados días de su vida.


¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras!


Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas.


Clamor hay en las calles porque falta el vino; toda alegría se ha extinguido; el júbilo ha sido desterrado.


Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.


―Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.


Y diré: alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”.


Por eso os digo que os valgáis de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando estas se acaben haya quienes os reciban en las viviendas eternas.


Juana, esposa de Cuza, administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.


Entonces decidieron que cada uno de los discípulos, según los recursos de cada cual, enviaría ayuda a los hermanos que vivían en Judea.


vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.


Pues ya basta con el tiempo que habéis desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables.


Después de eso, su padre fue a ver a la mujer. Allí Sansón ofreció un banquete, como era la costumbre entre los jóvenes.


Pero la vid les respondió: “¿He de renunciar a mi vino, que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?”


Cuando Abigaíl llegó a la casa, Nabal estaba dando un regio banquete. Se encontraba alegre y muy borracho, así que ella no le dijo nada hasta el día siguiente.


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