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Deuteronomio 7:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y de sus nombres tú borrarás hasta el recuerdo. Ninguna de esas naciones podrá resistir tu presencia, porque tú las destruirás.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Él entregará sus reyes en tu mano, y tú destruirás el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te hará frente hasta que los destruyas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Nadie podrá hacerte frente, y tú los destruirás a todos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Entregará sus reyes en tus manos para que borres sus nombres de debajo del cielo; nadie podrá resistir ante ti hasta que los hayas destruido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Entregará sus reyes en tu mano, y harás desaparecer sus nombres debajo de los cielos. Nadie te podrá hacer frente hasta que los hayas destruido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Pondrá sus reyes en tu mano y harás desaparecer su nombre bajo el cielo, nadie podrá resistirte hasta que las hayas exterminado.

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Deuteronomio 7:24
26 Referans Kwoze  

Reprendiste a los paganos, destruiste a los malvados; ¡para siempre borraste su memoria!


Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Pon esto por escrito en un rollo de cuero, para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas».


La memoria de los justos es una bendición, pero la fama de los malvados será pasto de los gusanos.


No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede —afirma el Señor—.


«Así les dirás: “Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo”».


»Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén. Exterminaré de este lugar todo rastro de Baal, y hasta el nombre de sus sacerdotes;


Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.


¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!


Nadie podrá haceros frente. Por donde quiera que vayáis, el Señor vuestro Dios hará que todo el mundo sienta miedo y terror ante vosotros, como os ha prometido.


Por eso, cuando el Señor tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes de Amalec. ¡No lo olvides!


El Señor no lo perdonará. La ira y el celo de Dios arderán contra ese hombre. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre él, y el Señor hará que desaparezca hasta el último de sus descendientes.


Déjame que lo destruya y borre hasta el recuerdo de su nombre. De ti, en cambio, haré una nación más fuerte y numerosa que la de ellos”.


Pero tú, entiende bien hoy que el Señor tu Dios avanzará delante de ti, y que los destruirá como un fuego consumidor y los someterá a tu poder. Tú los expulsarás y los aniquilarás en seguida, tal como el Señor te ha prometido.


Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.


De inmediato sacaron a los cinco reyes de la cueva: los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón.


Así Josué conquistó toda aquella región: la cordillera, el Néguev, los llanos y las laderas. Derrotó a todos sus reyes, sin dejar ningún sobreviviente. ¡Todo cuanto tenía aliento de vida fue destruido completamente! Esto lo hizo según el mandato del Señor, Dios de Israel.


A todos esos reyes y sus territorios Josué los conquistó en una sola expedición, porque el Señor, Dios de Israel, combatía por su pueblo.


Y el Señor le dijo a Josué: «No tiembles ante ellos, pues yo te los entrego; ninguno de ellos podrá resistirte».


También se apoderó de todos los territorios, desde la montaña de Jalac que se eleva hacia Seír, hasta Baal Gad en el valle del Líbano, a las faldas del monte Hermón. Josué capturó a todos los reyes de esa región y los ejecutó,


y el rey de Tirsá. Eran treinta y un reyes en total.


El Señor les dio descanso en todo el territorio, cumpliendo así la promesa hecha años atrás a sus antepasados. Ninguno de sus enemigos pudo hacer frente a los israelitas, pues el Señor entregó en sus manos a cada uno de los que se les oponían.


Vosotros habéis visto todo lo que el Señor vuestro Dios ha hecho con todas aquellas naciones a vuestro favor, pues él peleó las batallas por vosotros.


El Señor ha expulsado a esas grandes naciones que se han enfrentado con vosotros, y hasta ahora ninguna de ellas ha podido resistiros.


Pero el Señor le dijo a Josué: «¡He entregado en tus manos a Jericó, y a su rey con sus guerreros!


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