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Deuteronomio 32:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 Lo provocó a celos con dioses extraños y lo hizo enojar con sus ídolos detestables.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Lo provocó a celos al rendir culto a dioses ajenos; lo enfureció con sus actos detestables.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Despertaron sus celos con dioses ajenos, lo irritaron con sus ídolos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Lo provocaron a celos con extraños,° Lo provocaron a ira con abominaciones.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Excitan sus celos con dioses extraños, lo provocan con abominaciones;

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Deuteronomio 32:16
20 Referans Kwoze  

Los habitantes de Judá hicieron lo que ofende al Señor, y con sus pecados provocaron los celos del Señor más que sus antepasados.


Por el contrario, te has portado peor que todos los que vivieron antes de ti, al extremo de hacerte otros dioses, ídolos de metal; esto me enfurece, pues me has dado la espalda.


y en todos los altares paganos quemaron incienso, siguiendo el ejemplo de las naciones que el Señor había desterrado delante de ellos. Fueron tantas las maldades que cometieron que provocaron la ira del Señor.


sacrificaron en el fuego a sus hijos e hijas; practicaron la adivinación y la hechicería; en fin, se entregaron a hacer lo que ofende al Señor, provocando así su ira.


Sacrificó en el fuego a su propio hijo, practicó la magia y la hechicería, y consultó a nigromantes y a espiritistas. Hizo continuamente lo que ofende al Señor, provocando así su ira.


Eliminó los altares paganos que había al este de Jerusalén, en el lado sur de la Colina de la Destrucción, los cuales Salomón, rey de Israel, había construido para Astarté, la despreciable diosa de los sidonios, para Quemós, el detestable dios de los moabitas, y para Moloc, el abominable dios de los amonitas.


Provocaron al Señor con sus malvadas acciones, y les sobrevino una plaga.


Lo irritaron con sus santuarios paganos; con sus ídolos despertaron sus celos.


Yo he anunciado, salvado y proclamado; yo entre vosotros, y no un dios extraño. Vosotros sois mis testigos —afirma el Señor—, y yo soy Dios.


¿Hay alguna nación que haya cambiado de dioses, a pesar de que no son dioses? ¡Pues mi pueblo ha cambiado al que es su gloria, por lo que no sirve para nada!


»No andes con pies descalzos, que te lastimas, ni dejes que la garganta se te reseque. Pero tú insistes: “¡No tengo remedio! Amo a dioses extraños, y tras ellos me iré”.


Los niños juntan la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres hacen la masa para cocer tortas y ofrecérselas a la “reina del cielo”. Además, para ofenderme derraman libaciones a otros dioses.


El clamor de mi pueblo se levanta desde todos los rincones del país: «¿Acaso no está el Señor en Sión? ¿No está allí su rey?» «¿Por qué me provocan con sus ídolos, con sus dioses inútiles y extraños?»


Aquella figura extendió lo que parecía ser una mano, y me tomó del cabello. Un viento me sostuvo entre la tierra y el cielo, y en visiones divinas me llevó a la parte norte de Jerusalén, hasta la entrada de la puerta interior, que es donde está el ídolo que provoca los celos de Dios.


pues las practicaron los que vivían en esta tierra antes que vosotros, y la tierra se contaminó.


¿O vamos a provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que él?


Me provocaron a celos con lo que no es Dios como yo, y me enojaron con sus ídolos inútiles. Pues yo haré que ellos sientan envidia de los que no son pueblo; voy a irritarlos con una nación insensata.


No te inclines delante de ellos ni los adores. Yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso. Cuando los padres son malvados y me odian, yo castigo a sus hijos hasta la tercera y cuarta generación.


Pero tú deberás quemar en el fuego las esculturas de sus dioses. No codicies la plata y el oro que las recubren, ni caigas en la trampa de quedarte con ellas, pues eso es algo que aborrece el Señor tu Dios.


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