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Daniel 9:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

15 »”Señor y Dios nuestro, que con mano poderosa sacaste de Egipto a tu pueblo y te has hecho renombrado, como hoy podemos ver: ¡Hemos pecado; hemos hecho lo malo!

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Biblia Reina Valera 1960

15 Ahora pues, Señor Dios nuestro, que sacaste tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa, y te hiciste renombre cual lo tienes hoy; hemos pecado, hemos hecho impíamente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 »Oh Señor nuestro Dios, al rescatar a tu pueblo de Egipto con gran despliegue de poder, le diste honor perpetuo a tu nombre; pero hemos pecado y estamos llenos de maldad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Señor nuestro Dios, cuya fama es eterna, tú que con mano poderosa hiciste salir a tu pueblo del país de Egipto, contra ti pecamos y nos rebelamos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y ahora, Adonay, Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano poderosa y te hiciste renombre hasta el día de hoy: ¡Hemos pecado y actuado impíamente!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 'Ahora, pues, Señor, Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte y conquistaste una fama que perdura hasta hoy, hemos pecado, hemos hecho el mal.

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Daniel 9:15
30 Referans Kwoze  

pues Israel es tu pueblo y tu heredad; ¡tú lo sacaste de aquel horno de fundición que es Egipto!


Porque los israelitas han hecho lo que me ofende, y desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta hoy me han provocado”».


y si en el destierro, en el país de los vencedores, se arrepienten y se vuelven a ti, y oran a ti diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”;


»Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y poder.


te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti.


Lanzaste grandes señales y maravillas contra el faraón, sus siervos y toda su gente, porque viste la insolencia con que habían tratado a tu pueblo. Fue así como te ganaste la buena fama que hoy tienes.


Pero Dios los salvó, haciendo honor a su nombre, para mostrar su gran poder.


»El día de mañana, cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Y esto qué significa?”, les diréis: “El Señor, desplegando su poder, nos sacó de Egipto, país donde fuimos esclavos.


Esto será para vosotros como una marca distintiva en la mano o en la frente, de que el Señor nos sacó de Egipto desplegando su poder».


Moisés le dijo al pueblo: «Acordaos de este día en que salís de Egipto, país donde habéis sido esclavos y de donde el Señor os saca desplegando su poder. No comáis pan con levadura.


Y será para vosotros como una marca distintiva en la mano o en la frente, que os hará recordar que la ley del Señor debe estar en vuestros labios, porque el Señor os sacó de Egipto desplegando su poder.


Y cuando me haya cubierto de gloria a costa de ellos, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».


Moisés intentó apaciguar al Señor su Dios, y le suplicó: ―Señor, ¿por qué ha de encenderse tu ira contra este pueblo tuyo, que sacaste de Egipto con gran poder y con mano poderosa?


El Señor le respondió: ―Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón. Realmente, solo por mi mano poderosa va a dejar que se vayan; solo por mi mano poderosa va a echarlos de su país.


Así que ve y diles a los israelitas: “Yo soy el Señor, y voy a quitaros de encima la opresión de los egipcios. Voy a libraros de su esclavitud; voy a liberaros con gran despliegue de poder y con grandes actos de justicia.


Pero te he dejado con vida precisamente para mostrarte mi poder, y para que mi nombre sea proclamado por toda la tierra.


En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas. Esto le dará renombre al Señor; será una señal que durará para siempre».


Fuera de ti, desde tiempos antiguos nadie ha escuchado ni percibido, ni ojo alguno ha visto, a un Dios que, como tú, actúe en favor de quienes en él confían.


Reconocemos, Señor, nuestra maldad, y la iniquidad de nuestros padres; ¡hemos pecado contra ti!


Reuní a los testigos, firmé la escritura, la sellé y pagué el precio convenido.


Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos.


Pero ella se rebeló contra mis leyes y decretos, con una perversidad mayor que la de las naciones y territorios vecinos. En otras palabras, rechazó por completo mis leyes y decretos.


Hemos pecado y hecho lo malo; hemos sido malvados y rebeldes; nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus leyes.


El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.


En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!”


Él nos libró y nos librará de tal peligro de muerte. En él tenemos puesta nuestra esperanza, y él seguirá librándonos.


Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con gran despliegue de fuerza y de poder. Por eso el Señor tu Dios te manda observar el sábado.


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