Apocalipsis 22:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

¹⁴ »Dichosos los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para poder entrar por las puertas de la ciudad.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁴ Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁴ Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁴ Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁴ Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho° al árbol de la vida,° y entrar en la ciudad por las puertas.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁴ Dichosos los que lavan sus túnicas; así dispondrán del árbol de la vida y podrán entrar por las puertas de la ciudad.

Apocalipsis 22:14 Referans Kwoze

Génesis 2:9

Dios el Señor hizo que creciera toda clase de árboles hermosos, los cuales daban frutos buenos y apetecibles. En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.

Génesis 3:22

Y dijo: «El ser humano ha llegado a ser como uno de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la vida, y lo coma y viva para siempre».

Salmos 112:1

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.

Salmos 118:20

Son las puertas del Señor, por las que entran los justos.

Éxodo 19:10

y el Señor le dijo: ―Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas

Daniel 12:12

¡Dichoso el que espere a que hayan transcurrido mil trescientos treinta y cinco días!

Juan 10:7

Por eso volvió a decirles: «Ciertamente os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.

Juan 10:9

Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.

Juan 14:15

»Si me amáis, obedeceríais mis mandamientos.

Juan 14:6

―Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.

Juan 4:12

¿Acaso eres tú superior a nuestro padre Jacob, que nos dejó este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y su ganado?

1 Corintios 7:19

Para nada cuenta estar o no estar circuncidado; lo que importa es cumplir los mandatos de Dios.

1 Corintios 8:9

Sin embargo, tened cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles.

1 Corintios 9:5

¿No tenemos derecho a viajar acompañados por una esposa creyente, como hacen los demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor?

Gálatas 5:6

En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.

1 Juan 3:3

Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.

1 Juan 5:3

En esto consiste el amar a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir,

Apocalipsis 2:7

El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.

Apocalipsis 21:12

Tenía una muralla grande y alta, y doce puertas custodiadas por doce ángeles, en las que estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.

Apocalipsis 21:27

Nunca entrará en ella nada impuro, ni los idólatras ni los farsantes, sino solo aquellos que tienen su nombre escrito en el libro de la vida, el libro del Cordero.

Apocalipsis 22:2

y corría por el centro de la calle principal de la ciudad. A cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce cosechas al año, una por mes; y las hojas del árbol son para la salud de las naciones.

Apocalipsis 22:7

«¡Mirad que vengo pronto! Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de este libro».

Apocalipsis 7:14

―Eso tú lo sabes, mi señor —respondí. Él me dijo: ―Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero.