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Amós 4:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 »Castigué vuestros campos con plagas y sequía; la langosta devoró vuestros huertos y viñedos, vuestras higueras y olivares. Con todo, no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Os herí con viento solano y con oruga; la langosta devoró vuestros muchos huertos y vuestras viñas, y vuestros higuerales y vuestros olivares; pero nunca os volvisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 «Arruiné sus cultivos y viñedos con plaga y moho. La langosta devoró todas sus higueras y todos sus olivos; pero aun así, ustedes no se volvieron a mí», dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Yo les mandé la tiña y la polilla a todos sus jardines y viñedos; y devoró la langosta sus higueras y olivos. Con todo, ustedes no volvieron a mí, palabra de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Os herí con tizón y con añublo, Y la langosta devoró vuestros huertos y vuestras viñas, Y vuestras higueras y vuestros olivares, Pero no os volvisteis a mí, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Os he herido con tizón y con añublo, he devastado vuestras huertas y viñedos; vuestras higueras y vuestros olivos los ha devorado la langosta. Pero no habéis vuelto a mí -oráculo de Yahveh-.

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Amós 4:9
21 Referans Kwoze  

»Cuando en el país haya hambre, peste, sequía, o plagas de langostas o saltamontes en los sembrados, o cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad,


»Cuando en el país haya hambre, peste, sequía, o plagas de langostas o saltamontes en los sembrados, o cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad,


¿Para qué recibir más golpes? ¿Para qué insistir en la rebelión? Toda su cabeza está herida, todo su corazón está enfermo.


Pero vosotros que encendéis fuegos y preparáis antorchas encendidas, caminad a la luz de vuestro propio fuego y de las antorchas que habéis encendido. Esto es lo que vosotros recibiréis de mi mano: en medio de tormentos quedaréis tendidos.


Los sirios en el este y los filisteos en el oeste se comieron a Israel de un solo bocado. A pesar de todo esto, la ira de Dios no se ha aplacado; ¡su mano aún sigue extendida!


A pesar de todo esto, su hermana, la infiel Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino que solo fingió volverse», afirma el Señor.


Señor, ¿acaso no buscan tus ojos la verdad? Golpeaste a esa gente, y no les dolió, acabaste con ellos, y no quisieron ser corregidos. Endurecieron su rostro más que una roca, y no quisieron arrepentirse.


»No volverán a Egipto, sino que Asiria reinará sobre ellos, porque no quisieron volverse a mí.


Lo que dejaron las langostas grandes lo devoraron las langostas pequeñas; lo que dejaron las langostas pequeñas se lo comieron las larvas; y lo que dejaron las larvas se lo comieron las orugas.


Asoló mis vides, desgajó mis higueras. Las peló hasta dejar blancas sus ramas; ¡las derribó por completo!


«Yo os compensaré a vosotros por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra vosotros: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas.


»Yo os hice pasar hambre en todas vuestras ciudades, y os privé de pan en todos vuestros poblados. Con todo, vosotros no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.


Vagando de ciudad en ciudad, iba la gente en busca de agua, pero no calmaba su sed. Con todo, vosotros no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.


Aunque la higuera no florezca, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos;


Herí vuestros campos con quemazón y con plaga, y con granizo toda obra de vuestras manos. Pero vosotros no os volvisteis a mí —afirma el Señor—.


Exterminaré a la langosta, para que no arruine vuestros cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el Señor Todopoderoso—.


El Señor te castigará con epidemias mortales, fiebres malignas e inflamaciones, con calor sofocante y sequía, y con plagas y pestes sobre tus cultivos. Te hostigará hasta que perezcas.


¡Enjambres de langostas devorarán todos los árboles y las cosechas de tu tierra!


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