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2 Reyes 2:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

21 Eliseo fue al manantial y, arrojando allí la sal, exclamó: ―Así dice el Señor: “¡Yo purifico esta agua para que nunca más cause muerte ni esterilidad!”

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 y Eliseo fue hasta el manantial que suministraba el agua a la ciudad, le echó la sal y dijo: «Esto dice el Señor: “Yo he purificado el agua, ya no causará muerte ni esterilidad”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Se dirigió a la fuente y echó la sal en el agua, luego dijo: 'Esto dice Yavé: He sanado esta agua, de ella ya no saldrá más ni muerte ni esterilidad'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y salió al manantial, y echando allí la sal, dijo: Así dice YHVH: Yo he saneado estas aguas, no habrá por ellas más muerte ni esterilidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Se dirigió él luego hacia el manantial de las aguas y arrojó en él la sal, al tiempo que decía: 'Así habla Yahveh: voy a sanear estas aguas, para que nunca más salga de ellas muerte ni esterilidad'.

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2 Reyes 2:21
14 Referans Kwoze  

―Traedme una vasija nueva, y echadle sal —les ordenó Eliseo. Cuando se la entregaron,


A partir de ese momento, y hasta el día de hoy, el agua quedó purificada, según la palabra de Eliseo.


Entonces Eliseo ordenó: ―Traedme harina. Y, después de echar la harina en la olla, dijo: ―Servid a la gente para que coma. Y ya no hubo nada en la olla que les hiciera daño.


―¿Dónde cayó? —preguntó el hombre de Dios. Cuando se le indicó el lugar, Eliseo cortó un palo y, echándolo allí, hizo que el hacha saliera a flote.


Todas las ofrendas de cereal las sazonaréis con sal, y no dejaréis que les falte la sal del pacto de vuestro Dios. A todas las ofrendas deberéis ponerles sal.


»Dichosos seréis cuando por mi causa la gente os insulte, os persiga y levante contra vosotros toda clase de calumnias.


»La sal es buena, pero, si deja de ser salada, ¿cómo le pueden volver a dar sabor? Que no falte la sal entre vosotros, para que podáis vivir en paz unos con otros».


Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y lo untó en los ojos del ciego, diciéndole:


Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir».


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