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2 Crónicas 12:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

6 Los jefes israelitas y el rey confesaron con humildad: ―¡El Señor es justo!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

6 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Entonces los líderes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: —¡El Señor es justo al hacer esto con nosotros!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: '¡Yavé es justo!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero los príncipes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: Justo es YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Entonces se humillaron los jefes de Israel y el rey, y exclamaron: '¡Justo es Yahveh!'.

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2 Crónicas 12:6
25 Referans Kwoze  

Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo,


Sus hermanos eran Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat, rey de Israel.


Luego Ezequías, junto con los habitantes de Jerusalén, se arrepintió de su orgullo, y mientras él vivió, el Señor no volvió a derramar su ira contra ellos.


Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él.


Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió santuarios paganos y colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.


Pero, a diferencia de su padre Manasés, no se humilló ante el Señor, sino que multiplicó sus pecados.


El hombre reconocerá públicamente: “He pecado, he pervertido la justicia, pero no recibí mi merecido.


Pero el Señor, que es justo, me libró de las ataduras de los impíos.


Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le advirtieron: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te opondrás a humillarte en mi presencia? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.


Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras que yo y mi pueblo hemos actuado mal.


¡Escuchadme, prestadme atención! ¡No seáis soberbios, que el Señor mismo lo ha dicho!


Di al rey y a la reina madre: «¡Humillaos, sentaos en el suelo, que ya no ostentáis sobre vuestra cabeza la corona de gloria!»


Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi ley y mis preceptos, que os di a vosotros y a vuestros antepasados”.


«El Señor es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchad, vosotros los pueblos; fijaos en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro.


»Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, tú, hijo de Nabucodonosor, no te has humillado.


»”Tú, Señor y Dios nuestro, dispusiste esta calamidad y la has dejado caer sobre nosotros, porque eres justo en todos tus actos. ¡A pesar de todo, no te hemos obedecido!


Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias».


»Os digo que este, y no aquel, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.


Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.


Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».


Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha pagado con la misma moneda!» Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.


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