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2 Crónicas 12:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

10 Para reemplazarlos, el rey Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los entregó a los jefes de la guardia, los cuales custodiaban la entrada de la casa del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Tiempo después, el rey Roboam los reemplazó con escudos de bronce y los confió al cuidado de los comandantes de la guardia, quienes protegían la entrada del palacio real.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Entonces el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce que confió a los jefes de la guardia que custodiaban la entradade la casa del rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y el rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce, y los puso a cargo de los capitanes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa real.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Para reemplazarlos, el rey Roboán hizo escudos de bronce y se los entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.

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2 Crónicas 12:10
9 Referans Kwoze  

pero no fue contado entre ellos, aunque se destacó más que los treinta valientes. Además, David lo puso al mando de su guardia personal.


Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos, y los hijos de David eran ministros.


El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, en cada uno de los cuales se emplearon unos seis kilos y medio de oro.


Para reemplazarlos, el rey Roboán mandó hacer escudos de bronce y los puso al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real.


pero no fue contado entre ellos, aunque se destacó más que los treinta valientes. Además, David lo puso al mando de su guardia personal.


Siempre que el rey iba al templo del Señor, los guardias lo acompañaban portando los escudos, pero luego los devolvían a la sala de los centinelas.


Sisac, rey de Egipto, atacó Jerusalén y se llevó los tesoros del templo del Señor y del palacio real. Se lo llevó todo, aun los escudos de oro que Salomón había hecho.


¡El oro ha perdido su lustre! ¡Se ha empañado el oro fino! ¡Regadas por las esquinas de las calles se han quedado las joyas sagradas!


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