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1 Timoteo 3:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

16 No hay duda de que es grande el misterio de nuestra fe: Él se manifestó como hombre; fue vindicado por el Espíritu, visto por los ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido en la gloria.

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Biblia Reina Valera 1960

16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Sin lugar a dudas, es grande el misterio de la Bondad: El se ha manifestado en la carne; rehabilitado por el Espíritu, ha sido presentado a los ángeles. Proclamado a todas las naciones y creído en el mundo, ya fue elevado y glorificado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 E indiscutiblemente,° grande es el misterio de la piedad: Él° fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu,° Visto por ángeles, Proclamado entre gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Sin lugar a dudas, grande es el misterio de la religión: Él ha sido manifestado en carne, justificado en espíritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, creído en el mundo, ascendido en gloria.

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1 Timoteo 3:16
81 Referans Kwoze  

Por eso, el Señor mismo os dará una señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.


Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.


Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales.


«La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).


―A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos; pero a ellos, no.


Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella.


Tan pronto como Jesús fue bautizado, subió del agua. En ese momento se abrió el cielo, y él vio al Espíritu de Dios bajar como una paloma y posarse sobre él.


Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle.


y allí fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Estaba entre las fieras, y los ángeles le servían.


Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.


Al entrar en el sepulcro vieron a un joven vestido con un manto blanco, sentado a la derecha, y se asustaron.


luz que ilumina a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».


David lo llama “Señor”. ¿Cómo puede entonces ser su hijo?»


Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.


Mientras se preguntaban qué habría pasado, se les presentaron dos hombres con ropas resplandecientes.


Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo.


Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía;


»Cuando venga el Consolador, que yo os enviaré de parte del Padre, el Espíritu de verdad que procede del Padre, él testificará acerca de mí.


Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre».


Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.


y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies.


¿Y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?


Todos en Jerusalén se enteraron de ello, así que aquel terreno fue llamado Acéldama, que en su propio idioma quiere decir “Campo de Sangre”).


Pedro tomó la palabra, y dijo: ―Ahora comprendo que en realidad Dios no tiene favoritismos,


Cuando llegaron, reunieron a la iglesia e informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos, y de cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.


Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.


No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan,


Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? ¡Claro que sí! «Por toda la tierra se difundió su voz, ¡sus palabras llegan hasta los confines del mundo!»


El Dios eterno ocultó su misterio durante largos siglos, pero ahora lo ha revelado por medio de los escritos proféticos, según su propio mandato, para que todas las naciones obedezcan a la fe. ¡Al que puede fortaleceros conforme a mi evangelio y a la predicación acerca de Jesucristo,


¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso. Así está escrito: «Por eso, eres justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen».


En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,


De ellos son los patriarcas, y de ellos, según la naturaleza humana, nació Cristo, quien es Dios sobre todas las cosas. ¡Alabado sea por siempre! Amén.


El primer hombre era del polvo de la tierra; el segundo hombre, del cielo.


Más bien, exponemos el misterio de la sabiduría de Dios, una sabiduría que ha estado escondida y que Dios había destinado para nuestra gloria desde la eternidad.


Porque el Hijo de Dios, Jesucristo, a quien Silvano, Timoteo y yo predicamos entre vosotros, no fue «sí» y «no»; en él siempre ha sido «sí».


El mismo Dios que facultó a Pedro como apóstol de los judíos me facultó también a mí como apóstol de los gentiles.


Pero, cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley,


Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano estableció en Cristo,


Orad también por mí para que, cuando hable, Dios me dé las palabras para dar a conocer con valor el misterio del evangelio,


con tal de que os mantengáis firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que vosotros oísteis y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.


A estos Dios se propuso darles a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.


que ha llegado hasta vosotros. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre vosotros desde el día en que supisteis de la gracia de Dios y la comprendisteis plenamente.


Quiero que lo sepan para que cobren ánimo, permanezcan unidos por amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo,


el día en que venga para ser glorificado por medio de sus santos y admirado por todos los que hayan creído, entre los cuales estáis vosotros porque creísteis el testimonio que os dimos.


Es cierto que el misterio de la maldad ya está ejerciendo su poder; pero falta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene.


Deben guardar, con una conciencia limpia, las grandes verdades de la fe.


El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.


Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.


Es indiscutible que la persona que bendice es superior a la que recibe la bendición.


Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo,


A ellos se les reveló que no se estaban sirviendo a sí mismos, sino que os servían a vosotros. Hablaban de las cosas que ahora os han anunciado los que os predicaron el evangelio por medio del Espíritu Santo enviado del cielo. Aun los mismos ángeles anhelan contemplar esas cosas.


Cristo, a quien Dios escogió antes de la creación del mundo, se ha manifestado en estos últimos tiempos en vuestro beneficio.


Por medio de él creéis en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza están puestas en Dios.


Porque Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevaros a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida.


quien subió al cielo y ocupó su lugar a la derecha de Dios, y a quien están sometidos los ángeles, las autoridades y los poderes.


Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y os anunciamos a vosotros la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado.


Pero vosotros sabéis que Jesucristo se manifestó para quitar nuestros pecados. Y él no tiene pecado.


El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo.


En la frente llevaba escrito un nombre misterioso: la gran babilonia madre de las prostitutas y de las abominables idolatrías de la tierra.


Entonces el ángel me dijo: «¿Por qué te asombras? Yo te explicaré el misterio de esa mujer y de la bestia de siete cabezas y diez cuernos en la que va montada.


Después de esto miré, y apareció una multitud tomada de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas; era tan grande que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de túnicas blancas y con ramas de palma en la mano.


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