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1 Reyes 8:39 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

39 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

39 tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, y perdonarás, y actuarás, y darás a cada uno conforme a sus caminos, cuyo corazón tú conoces (porque solo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres);

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Biblia Nueva Traducción Viviente

39 oye entonces desde el cielo donde vives y perdona. Haz con tu pueblo según merecen sus acciones, porque solo tú conoces el corazón de cada ser humano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

39 entonces tú, desde lo alto de los cielos donde habitas, escucha y perdona. Tú conoces su corazón, pues tú y nadie más que tú conoce el corazón de todos los hombres: premia a cada uno según sus obras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

39 entonces escucha Tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, y aplica lo que merezca cada uno conforme a todos sus caminos, pues Tú conoces su corazón; porque sólo Tú conoces el corazón de todos los hijos del hombre;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

39 escucha desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona y actúa y da a cada uno según su conducta, tu que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres,

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1 Reyes 8:39
24 Referans Kwoze  

óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, y vindícalo por su rectitud.


óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino, y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.


si luego cualquier israelita, consciente de su propia culpa, extiende sus manos hacia este templo, y ora y te suplica,


Así todos tendrán temor de ti mientras vivan en la tierra que les diste a nuestros antepasados.


»Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele de todo corazón y con buena disposición, pues el Señor escudriña todo corazón y discierne todo pensamiento. Si lo buscas, te permitirá que lo encuentres; si lo abandonas, te rechazará para siempre.


óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Págale a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que solo tú escudriñas el corazón humano.


Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.


Señor, tú me examinas, tú me conoces.


Págales conforme a sus obras, conforme a sus malas acciones. Págales conforme a las obras de sus manos; ¡dales su merecido!


él contempla desde su trono a todos los habitantes de la tierra.


«Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras».


Tus proyectos son grandiosos, y magníficas tus obras. Tus ojos observan todo lo que hace la humanidad para dar a cada uno lo que merece, según su conducta y los frutos de sus acciones.


Por tanto, a cada uno de vosotros, los israelitas, os juzgaré según vuestra conducta. Lo afirma el Señor omnipotente. Arrepentíos y apartaos de todas vuestras maldades, para que el pecado no os acarree la ruina.


Por tercera vez Jesús le preguntó: ―Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? A Pedro le dolió que por tercera vez Jesús le hubiera preguntado: «¿Me quieres?» Así que le dijo: ―Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. ―Apacienta mis ovejas —le dijo Jesús—.


Y oraron así: «Señor, tú que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido


―¡El Señor, Dios de dioses, sí, el Señor, Dios de dioses, sabe bien que no hicimos esto por rebeldía o por infidelidad! Y que todo Israel también lo sepa. Si no es así, que no se nos perdone la vida.


A los hijos de esa mujer los heriré de muerte. Así sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y a cada uno de vosotros os trataré de acuerdo con vuestras obras.


«¡Mirad que vengo pronto! Traigo conmigo mi recompensa, y le pagaré a cada uno según lo que haya hecho.


Pero el Señor le dijo a Samuel: ―No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.


»Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez; ¡no profiráis palabras soberbias! El Señor es un Dios que todo lo sabe, y él es quien juzga las acciones.


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