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1 Reyes 8:28 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

28 Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este tu siervo. Oye el clamor y la oración que hoy elevo en tu presencia.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Con todo, tú atenderás a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Jehová Dios mío, oyendo el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Sin embargo, escucha mi oración y mi súplica, oh Señor mi Dios. Oye el clamor y la oración que tu siervo te eleva hoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Sin embargo, Yavé mi Dios, pon atención a la oración y a la súplica de tu servidor, escucha el grito alegre y la oración que tu servidor hace hoy ante ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Sin embargo, oh YHVH, Dios mío, Tú prestarás atención a la oración de tu siervo y su súplica, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace hoy ante tu presencia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Con todo, Yahveh, mi Dios, vuelve tu rostro a la plegaria y a la súplica de tu siervo y escucha el clamor y la oración suplicante que tu siervo hace hoy en tu presencia:

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1 Reyes 8:28
15 Referans Kwoze  

Sin embargo, el Señor tuvo misericordia de ellos. Por causa del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob, se compadeció de los israelitas y los preservó, y hasta el día de hoy no ha querido destruirlos ni arrojarlos de su presencia.


Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este siervo tuyo. Oye el clamor y la oración que elevo en tu presencia.


te suplico que me prestes atención, que fijes tus ojos en este siervo tuyo que día y noche ora en favor de tu pueblo Israel. Confieso que los israelitas, entre los cuales estamos incluidos mi familia y yo, hemos pecado contra ti.


Que suba a tu presencia mi plegaria como una ofrenda de incienso; que hacia ti se eleven mis manos como un sacrificio vespertino.


Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Dame alivio cuando esté angustiado, apiádate de mí y escucha mi oración.


Atiende, Señor, a mis palabras; toma en cuenta mis gemidos.


Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria.


Compadécete, Señor, de mí, porque a ti clamo todo el día.


Jesús contó una parábola a sus discípulos para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.


¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?


No os inquietéis por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentad vuestras peticiones a Dios y dadle gracias.


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