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1 Reyes 12:22 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

22 Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, y le dio este mensaje:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Pero vino palabra de Jehová a Semaías varón de Dios, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Ahora bien, Dios le dijo a Semaías, hombre de Dios:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pero en ese momento llegó una palabra de Dios a Semaya, el hombre de Dios:

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Pero la palabra de Dios llegó a Semaías, varón de Dios, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Pero Dios dirigió su palabra a Semaías, varón de Dios, diciéndole:

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1 Reyes 12:22
17 Referans Kwoze  

Sucedió que un hombre de Dios fue desde Judá hasta Betel en obediencia a la palabra del Señor. Cuando Jeroboán, de pie junto al altar, se disponía a quemar incienso,


En ese tiempo vivía en Betel cierto profeta anciano. Sus hijos fueron a contarle todo lo que el hombre de Dios había hecho allí aquel día, y lo que le había dicho al rey.


Entonces ella le dijo a Elías: ―¿Por qué te entrometes, hombre de Dios? ¿Viniste a recordarme mi pecado y a matar a mi hijo?


Entonces la mujer le dijo a Elías: ―Ahora sé que eres un hombre de Dios, y que lo que sale de tu boca es realmente la palabra del Señor.


Entonces Eliseo le prometió: ―El año que viene, por esta fecha, estarás abrazando un hijo. ―¡No, mi señor, hombre de Dios! —exclamó ella—. No engañes a tu sierva.


Después llamó a su esposo y le dijo: ―Préstame un criado y una burra; en seguida vuelvo. Voy de prisa a ver al hombre de Dios.


La mujer se puso en marcha y llegó al monte Carmelo, donde estaba Eliseo, el hombre de Dios. Este la vio a lo lejos y le dijo a su criado Guiezi: ―¡Mira! Ahí viene la sunamita.


Pero luego fue a la montaña y se abrazó a los pies del hombre de Dios. Guiezi se acercó con el propósito de apartarla, pero el hombre de Dios intervino: ―¡Déjala! Está muy angustiada, y el Señor me ha ocultado lo que pasa; no me ha dicho nada.


La mujer fue y se lo contó al hombre de Dios, quien le mandó: «Ahora ve a vender el aceite, y paga tus deudas. Con el dinero que te sobre, podréis vivir tú y tus hijos».


Cuando Eliseo, hombre de Dios, se enteró de que el rey de Israel se había rasgado las vestiduras, le envió este mensaje: «¿Por qué estás tan molesto? ¡Mándame a ese hombre, para que sepa que hay profeta en Israel!»


Pero la palabra del Señor vino a Semaías, hombre de Dios, y le dio este mensaje:


Los acontecimientos del reinado de Roboán, desde el primero hasta el último, incluyendo las constantes guerras que hubo entre Jeroboán y él, están escritos en las crónicas del profeta Semaías y del vidente Idó.


Los llevé a la casa del Señor, a la sala de los hijos de Janán hijo de Igdalías, hombre de Dios. Esta sala se encontraba junto a la de los jefes, que a su vez estaba encima de la de Maseías hijo de Salún, guardián del umbral.


Antes de su muerte, Moisés, hombre de Dios, bendijo así a los israelitas:


Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad.


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