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1 Pedro 2:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

9 Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclaméis las obras maravillosas de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa,° pueblo por posesión,° para que proclaméis las proezas° del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.

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1 Pedro 2:9
50 Referans Kwoze  

Hazme disfrutar del bienestar de tus escogidos, participar de la alegría de tu pueblo y expresar mis alabanzas con tu heredad.


El Señor es Dios y nos ilumina. Uníos a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar.


El Señor escogió a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.


La posteridad lo servirá; del Señor se hablará a las generaciones futuras.


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad.


Si hubiera dicho: «Voy a hablar como ellos», habría traicionado a tu linaje.


Abrid las puertas, para que entre la nación justa que se mantiene fiel.


«Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, simiente de Abraham, mi amigo:


conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré.


»Pero ahora, Jacob, mi siervo, Israel, a quien he escogido, ¡escucha!


Pero a vosotros os llamarán «sacerdotes del Señor»; os dirán «ministros de nuestro Dios». Os alimentaréis de las riquezas de las naciones, y os jactaréis de los tesoros de ellas.


Serán llamados «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»; y tú serás llamada «Ciudad anhelada», «Ciudad nunca abandonada».


Y de ellos escogeré también a algunos, para que sean sacerdotes y levitas —dice el Señor—.


El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido.


«El día que yo actúe, ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor Todopoderoso—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.


el pueblo que habitaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido».


Así brille vuestra luz delante de todos, para que ellos puedan ver vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en el cielo.


para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz».


Y por ellos me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.


Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.


para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados”.


―Un poco más y me convences de hacerme cristiano —le dijo Agripa.


Esos somos nosotros, a quienes Dios llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre los gentiles.


Si alguno destruye el templo de Dios, él mismo será destruido por Dios; porque el templo de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo.


Este garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.


para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.


¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén.


Sin embargo, él se encariñó con tus antepasados y los amó; y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todos los pueblos, como vemos hoy.


porque eres pueblo consagrado al Señor tu Dios. Él te eligió de entre todos los pueblos de la tierra, para que fueras su posesión exclusiva.


Los levitas no tendrán herencia entre sus hermanos; el Señor mismo es su herencia, según les prometió.


Pero a vosotros el Señor os tomó y os sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fuerais el pueblo de su propiedad, como lo sois ahora.


Porque para el Señor tu Dios tú eres un pueblo santo; él te eligió para que fueras su posesión exclusiva entre todos los pueblos de la tierra.


sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.


Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,


Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo;


Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.


según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre: Que abunden en vosotros la gracia y la paz.


también vosotros sois como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegáis a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo.


El que habla, hágalo como quien expresa las palabras mismas de Dios; el que presta algún servicio, hágalo como quien tiene el poder de Dios. Así Dios será en todo alabado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.


al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén.


Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.


De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra».


Por amor a su gran nombre, el Señor no rechazará a su pueblo; de hecho, él se ha dignado a haceros a vosotros su propio pueblo.


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