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1 Crónicas 21:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

30 Pero David no fue a consultar a Dios a ese lugar porque, por causa de la espada del ángel del Señor, estaba aterrorizado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 pero David no pudo ir allí para consultar a Dios porque quedó aterrado a causa de la espada desenvainada del ángel del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 pero David no se había atrevido a presentarse delante de Yavé para consultarle, porque estaba aterrado de miedo ante la espada del Angel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 y David no se atrevió a ir allá a consultar a ’Elohim, porque estaba aterrorizado a causa de la espada del ángel de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Pero David no se había atrevido a ir allá para consultar a Dios, porque estaba aterrado a causa de la espada del ángel de Yahveh.

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1 Crónicas 21:30
16 Referans Kwoze  

Aquel día David se sintió temeroso del Señor y exclamó: «¡Es mejor que no me lleve el arca del Señor!»


Aquel día David se sintió temeroso de Dios y exclamó: «¡Es mejor que no me lleve el arca de Dios!»


David alzó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro.


En aquel tiempo, tanto el santuario del Señor que Moisés hizo en el desierto como el altar del holocausto se encontraban en el santuario de Gabaón.


Entonces dijo David: «Aquí se levantará el templo de Dios el Señor, y también el altar donde Israel ofrecerá el holocausto».


Para ya de castigarme y deja de infundirme temor.


Si pienso en esto, me lleno de espanto; un escalofrío me corre por el cuerpo.


Por eso me espanto en su presencia; si pienso en todo esto, me lleno de temor.


Mi cuerpo se estremece por el temor que me inspiras; siento reverencia por tus leyes.


¿Quién puede comprender el furor de tu enojo? ¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!


¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? ¡Es lo que te corresponde! Entre todos los sabios de las naciones, y entre todos los reinos, no hay nadie como tú.


¿Acaso has dejado de temerme? —afirma el Señor—. ¿No debieras temblar ante mí? Yo puse la arena como límite del mar, como frontera perpetua e infranqueable. Aunque se agiten sus olas, no podrán prevalecer; aunque bramen, no franquearán esa frontera.


»Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma,


Al verlo, caí a sus pies como muerto; pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: «No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último,


¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia».


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