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1 Crónicas 14:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

11 Fueron, pues, a Baal Perasín, y allí David los derrotó. Entonces dijo: «Como brecha producida por las aguas, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí». Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Entonces David y sus tropas subieron a Baal-perazim y allí derrotó a los filisteos. «¡Dios lo hizo! —exclamó David—. ¡Me utilizó para irrumpir en medio de mis enemigos como una violenta inundación!». Así que llamó a ese lugar Baal-perazim (que significa «el Señor que irrumpe»).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Yavé le respondió: 'Sube, pues yo los entregaré en tus manos. Los filisteos avanzaron hasta Baalfarasim y allí los derrotó David y dijo: 'Yavé ha disipado por mi mano a los enemigos, como se disipan las aguas. Y por esto se llamó aquel lugar Baalfarasim.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Subieron pues a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Dijo luego David: ¡Ha- ’Elohim abrió brecha entre mis enemigos por mi mano, como corriente impetuosa! Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Subieron, pues, a Baal Perasín, y allí los derrotó David. Exclamó entonces David: 'Dios ha abierto brecha por mi mano en mis enemigos como abren brecha las aguas'. Por eso se llamó aquel lugar Baal Perasín.

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1 Crónicas 14:11
11 Referans Kwoze  

Entonces David fue a Baal Perasín, y allí los derrotó. Por eso aquel lugar se llama Baal Perasín, pues David dijo: «El Señor ha abierto brechas a mi paso entre mis enemigos, así como se abren brechas en el agua».


Así que David consultó a Dios: ―¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi poder? ―Atácalos —le respondió el Señor—, pues yo los entregaré en tus manos.


Allí los filisteos abandonaron a sus dioses, y estos fueron quemados por orden de David.


Avanzan como a través de una ancha brecha; irrumpen entre las ruinas.


Bendito sea el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla.


Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada.


Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.


Al recobrar las aguas su estado normal, se tragaron todos los carros y jinetes del faraón, y a todo el ejército que había entrado al mar para perseguir a los israelitas. Ninguno de ellos quedó con vida.


Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín, se moverá como en el valle de Gabaón; para llevar a cabo su extraña obra, para realizar su insólita tarea.


Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».


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