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1 Crónicas 12:17 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

17 David salió a su encuentro y les dijo: ―Si venís en son de paz y para ayudarme, os aceptaré; pero, si venís para entregarme a mis enemigos, ¡que el Dios de nuestros padres lo vea y lo castigue, pues yo no soy ningún criminal!

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y David salió a ellos, y les habló diciendo: Si habéis venido a mí para paz y para ayudarme, mi corazón será unido con vosotros; mas si es para entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, véalo el Dios de nuestros padres, y lo demande.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 David salió a su encuentro y dijo: «Si vienen en son de paz para ayudarme, somos amigos; pero si vienen a traicionarme y a entregarme a mis enemigos a pesar de que soy inocente, entonces que el Dios de nuestros antepasados lo vea y los castigue».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 algunos de los hijos de Benjamín y Judá.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 y saliendo David a su encuentro, les habló diciendo: Si venís a mí en paz para ayudarme, mi corazón se unirá a vosotros; pero si es para entregarme a mis enemigos, sin haber iniquidad en mis manos, ¡que el Dios de nuestros padres lo vea y os lo demande!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 También de los de Benjamín y de Judá se pasaron a la fortaleza, a David.

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1 Crónicas 12:17
24 Referans Kwoze  

Si no hubiera estado conmigo el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, el Dios a quien Isaac temía, seguramente me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y anoche me hizo justicia.


¡Que el Dios de Abraham y el Dios de Najor sea nuestro juez! Entonces Jacob juró por el Dios a quien temía su padre Isaac.


Adonías hijo de Jaguit fue a ver a Betsabé, madre de Salomón, y Betsabé le preguntó: ―¿Vienes en son de paz? ―Sí —respondió él—;


Al dejar ese lugar, Jehú se encontró con Jonadab hijo de Recab, que había ido a verlo. Jehú lo saludó y le preguntó: ―¿Me eres leal, como yo lo soy contigo? ―Lo soy —respondió Jonadab. Jehú replicó: ―Si es así, dame la mano. Jonadab le dio la mano, y Jehú, haciéndolo subir con él a su carro,


Cuando Jorán vio a Jehú, le preguntó: ―Jehú, ¿vienes en son de paz? ―¿Cómo puede haber paz mientras haya tantas idolatrías y hechicerías de tu madre Jezabel? —replicó Jehú.


También algunos guerreros de las tribus de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza.


Y el Espíritu vino sobre Amasay, jefe de los treinta, y este exclamó: «¡Somos tuyos, David! ¡Estamos contigo, hijo de Isaí! ¡Tres veces deseamos la paz a ti y a quien te brinde su ayuda! ¡Y quien te ayuda es tu Dios!» David los recibió y los puso entre los jefes de la tropa.


¡Levántate, Señor, en tu ira; enfréntate al furor de mis enemigos! ¡Despierta, oh Dios, e imparte justicia!


Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre.


Haré que haya coherencia entre su pensamiento y su conducta, a fin de que siempre me teman, para su propio bien y el de sus hijos.


El ángel del Señor le dijo a Satanás: «¡Que te reprenda el Señor, que ha escogido a Jerusalén! ¡Que el Señor te reprenda, Satanás! ¿Acaso no es este hombre un tizón rescatado del fuego?»


Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.


Os suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos viváis en armonía y que no haya divisiones entre vosotros, sino que os mantengáis unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.


En fin, hermanos, alegraos, buscad vuestra restauración, haced caso de mi exhortación, sed de un mismo sentir, vivid en paz. Y el Dios de amor y de paz estará con vosotros.


Pase lo que pase, comportaos de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a veros o que, estando ausente, solo tenga noticias vuestras, sabré que seguís firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio


Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.


Ni siquiera el arcángel Miguel, cuando argumentaba con el diablo disputándole el cuerpo de Moisés, se atrevió a pronunciar contra él un juicio de maldición, sino que dijo: «¡Que el Señor te reprenda!»


Samuel hizo lo que le mandó el Señor. Pero, cuando llegó a Belén, los ancianos del pueblo lo recibieron con mucho temor. ―¿Vienes en son de paz? —le preguntaron.


Una vez que David y Saúl terminaron de hablar, Saúl tomó a David a su servicio y, desde ese día, no lo dejó volver a la casa de su padre. Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo.


Tanto lo quería que hizo un pacto con él:


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