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1 Corintios 15:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

2 Mediante este evangelio sois salvos, si os aferráis a la palabra que os prediqué. De otro modo, habréis creído en vano.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Esa es la Buena Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a menos que hayan creído algo que desde un principio nunca fue cierto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 y por ella se salvarán si la guardan tal como yo se la anuncié, a no ser que hayan creído cosas que no son.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Por el cual también, si os aferráis a la palabra que os prediqué, sois salvos, si no creísteis en vano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 y por el cual encontráis salvación, si es que conserváis la palabra que os anuncié; de lo contrario, de nada os sirvió haber creído.

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1 Corintios 15:2
31 Referans Kwoze  

Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas!


Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos.


Aférrate a la instrucción, no la dejes escapar; cuídala bien, porque ella es tu vida.


Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba.


alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.


Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.


Verdaderamente, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles.


Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero, si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado.


Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.


Ya que Dios, en su sabio designio, dispuso que el mundo no lo conociera mediante la sabiduría humana, tuvo a bien salvar, mediante la locura de la predicación, a los que creen.


Os elogio porque os acordáis de mí en todo y retenéis las enseñanzas, tal como os las transmití.


Y, si Cristo no ha resucitado, nuestra predicación no sirve para nada, como tampoco vuestra fe.


Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden.


Nosotros, colaboradores de Dios, os rogamos que no recibáis su gracia en vano.


¿Tanto sufrir, para nada? ¡Si es que de veras fue para nada!


Porque por gracia habéis sido salvados mediante la fe; esto no procede de vosotros, sino que es el regalo de Dios,


con tal de que os mantengáis firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que vosotros oísteis y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo, y del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.


Así que, hermanos, seguid firmes y manteneos fieles a las enseñanzas que, oralmente o por carta, os hemos transmitido.


Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo;


Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa.


Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo.


Hemos llegado a tener parte con Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin la confianza que tuvimos al principio.


Cristo, en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios. Y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.


Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos.


Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle esa fe?


Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.


Pues, como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.


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