Entonces dijo a sus siervos: “Ya sabéis que el campo de Joab está junto al mío y que tiene allí su cebada; id y prended-le fuego.” Y los siervos de Absalón pegaron fuego a las tierras de Joab. Vinieron entonces los siervos de Joab, rasgadas las vestiduras, y le dijeron: “Los siervos de Absalón han pegado fuego a tu campo.”
Llegó el día séptimo. A la mujer de Sansón le habían dicho: “Persuade a tu marido a que te dé la solución del enigma; si no, te quemaremos a ti y la casa de tu padre. ¿Nos habéis invitado para robarnos?”
Su padre y su madre no sabían que aquello venía de Yahvé, que buscaba una ocasión de parte de los filisteos, que eran los que entonces oprimían a Israel.
Pero el padre le negó la entrada, diciendo: “Yo creí que la habías aborrecido enteramente y se la he entregado a tu compañero. Su hermana menor es más hermosa todavía que ella. Tómala por mujer en lugar suyo.”