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Jeremías 44:16 - Biblia Nacar-Colunga

16 No te escucharemos en lo que nos dices en nombre de Yahvé,

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Biblia Reina Valera 1960

16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová, no la oiremos de ti;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 —¡No escucharemos tus mensajes del Señor!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 No queremos saber nada con todo lo que nos has dicho en nombre de Yavé,

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 En cuanto a la palabra que nos has dicho en nombre de YHVH, no te obedeceremos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 'En lo que respecta a la palabra que nos has dicho en nombre de Yahveh, no queremos escucharte,

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Jeremías 44:16
24 Referans Kwoze  

¡Rompamos sus coyundas, arrojemos de nosotros sus ataduras!


Pero el faraón respondió: “¿Y quién es Yahvé para que yo le obedezca, dejando ir a Israel? No conozco a Yahvé y no dejaré ir a Israel.”


Pues os he llamado, y no habéis escuchado; tendí mis brazos, y nadie se dio por entendido;'


Sus frentes dan testimonio contra ellos, pues llevan, como Sodoma, sus pecados a la vista, no los disimulan. Ay de ellos, que se acarrean su propia ruina!


Han vuelto a las iniquidades de sus primeros padres, que rehusaron oír mis palabras, y se han ido tras dioses ajenos para servirles. La casa de Israel y la de Judá han roto el pacto que hice con sus padres,


Pero ellos no me escucharon, no me dieron oídos, y se fueron todos en pos de la dureza de su perverso corazón, e hice venir sobre ellos todas las palabras de esta alianza que les mandé cumplir y cumplieron.


Este pueblo malvado, que rehusa escuchar mis palabras y en la depravación de su corazón se va tras dioses ajenos para servirlos y adorarlos, será como esta faja, que no sirve para nada.


Ellos dijeron: “Venid, tomemos asechanzas contra Jeremías, pues no ha de desaparecer la ley del sacerdote, el consejo del sabio y la palabra del profeta. Venid, vamos a herirle con la lengua, y no demos oídos a ninguna de sus palabras.”


Y dijeron los magnates al rey: Hay que matar a ese hombre, porque con eso hace flaquear las manos de los guerreros que quedan en la ciudad, y las de todo el pueblo, diciéndoles cosas tales. Este hombre no busca la paz de este pueblo, sino su mal.


Pero si decís: No queremos seguir en esta tierra, y no escucháis la voz de Yahvé, vuestro Dios,


Azarías, hijo de Mahasías; Yojanán, hijo de Qareaj, y todos los hombres soberbios, dijeron a Jeremías: Es mentira lo que dices, no te ha enviado Yahvé, nuestro Dios, para decirnos: No vayáis a habitar en Egipto.'


Dijo, pues, Jeremías a todo el pueblo y a todas las mujeres: Oíd la palabra de Yahvé todos los de Judá que habitáis en la tierra de Egipto:


Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel. Vosotros y vuestras mujeres lo decís con vuestra boca y lo haréis con vuestras manos; decís: Cumpliremos los votos que hemos hecho de quemar incienso a la reina del cielo y ofrecerle libaciones. Ciertamente los cumpliréis, ciertamente los pondréis por obra.'


Así dice Yahvé: Haced alto en los camino y ved, preguntad por las sendas antiguas: ¿Es ésta la senda buena? Pues seguidla y hallaréis reposo para vuestras almas. Pero dijeron: “No la seguiremos.”


Serán confundidos, porque hicieron abominaciones y no se avergonzaron, río conocen siquiera la vergüenza; por eso caerán con los caídos, al tiempo de la cuenta tropezarán, dice Yahvé.'


Yo estoy atento y escucho; no hay quien hable rectamente, nadie que se arrepienta de su maldad, diciendo: ¿Qué es lo que he hecho? Todos corren desenfrenadamente su carrera, como caballo lanzado impetuosamente a la batalla,'


Ahora, pues, aprestaos, y, en oyendo el sonido de las trompetas, las cítaras, las arpas, los salterios, las gaitas y toda suerte de instrumentos músicos, postraos y adorad la estatua que yo he hecho, y si no la adoráis, al instante seréis arrojados a un horno encendido. ¿Y quién será el Dios que os libre de mis manos?


Sus conciudadanos le aborrecían, y enviaron detrás de él una legación, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros.


Cuanto a esos mis enemigos que no quisieron que yo reinase sobre ellos, traedlos acá y, delante de mí, degolladlos.


El pueblo desoyó a Samuel, y dijeron: “No, no, que haya sobre nosotros un rey,


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