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Génesis 27:43 - Biblia Nacar-Colunga

43 Anda, pues, obedéceme, hijo mío, y huye a Jarrán, a Labán, mi hermano,

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Biblia Reina Valera 1960

43 Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

43 Así que, hijo mío, presta mucha atención. Prepárate y huye a casa de mi hermano Labán, en Harán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

43 Por lo tanto, hijo mío, hazme caso y huye ahora mismo a Jarán, a la casa de mi hermano Labán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

43 Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz. Levántate y huye a Harán, adonde Labán, mi hermano,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

43 Así, pues, hijo mío, escucha mis palabras: levántate y huye a Jarán, a casa de Labán, mi hermano.

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Génesis 27:43
14 Referans Kwoze  

Tomó, pues, Teraj a Abram, su hijo; a Lot, el hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai, su nuera, la mujer de su hijo Abram, y los sacó de Ur de los Caldeos, para dirigirse a la tierra de Canaán, y, llegados a Jarrán, se quedaron allí.'


Tenía Rebeca un hermano de nombre Labán, que se apresuró a ir al pozo en busca del hombre.


Era Isaac de cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Batuel, arameo, de Padán-Aram, y hermana de Labán, arameo.


Díjole su madre: “Sobre mí tu maldición, hijo mío; pero tú obedéceme. Anda y tráemelos.”


Supo Rebeca lo que había dicho Esaú, su hijo mayor, y mandó llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: “He aquí que tu hermano Esaú quiere matarte.


Ahora, pues, hijo mío, obedéceme y haz lo que yo te mando.


Salió, pues, Jacob de Bersebá, para dirigirse a Jarrán.


Despidió, pues, Isaac a Jacob, que se fue a Padán Aram, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.


y que, obedeciendo a su padre y a su madre, se había ido Jacob a Padán Aram,


Dijo Dios a Jacob: “Anda, sube a Betel para habitar allí y alza un altar al Dios que se te apareció cuando huías de Esaú, tu hermano.”


Al que escarnece a su padre y pisotea el respeto de su madre, cuervos del valle le saquen los ojos y devórenle aguiluchos.


Las palabras de Jonadab, hijo de Recab, son obedecidas: mandó a sus hijos no beber vino, y no lo han bebido hasta hoy, cumpliendo el mandato de su padre, y yo os he hablado tantas y tantas veces, y no me habéis obedecido.


Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: “Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres.


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