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Hebreos 10:11 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

11 Aunque los sacrificios de animales no quitan el pecado, los sacerdotes judíos siguen ofreciéndolos muchas veces todos los días.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Bajo el antiguo pacto, el sacerdote oficia de pie delante del altar día tras día, ofreciendo los mismos sacrificios una y otra vez, los cuales nunca pueden quitar los pecados;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Los sacerdotes están de servicio diariamente para cumplir su oficio, ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca tienen el poder de quitar los pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y todo sacerdote en verdad está de pie° día tras día ministrando y ofreciendo repetidamente los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Los sacerdotes, puestos en pie, ofician cada día y ofrecen repetidas veces los mismos sacrificios, a pesar de que éstos nunca pueden borrar pecados.

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Hebreos 10:11
21 Referans Kwoze  

Porque la sangre de los toros y de los chivos que se sacrifican no puede quitar los pecados.


Dios elige a los jefes de los sacerdotes para que ayuden al pueblo, y para que presenten las ofrendas y sacrificios para que Dios los perdone.


Él no es como los otros sacerdotes, que todos los días tienen que matar animales para ofrecérselos a Dios y pedirle perdón por sus propios pecados, y luego tienen que hacer lo mismo por los pecados del pueblo. Por el contrario, cuando Jesús murió por nuestros pecados, ofreció su vida una sola vez y para siempre.


La ley de Moisés era sólo una muestra de lo bueno que Dios nos iba a dar, y no lo que en verdad nos daría. Por eso, la ley nunca puede hacer perfectos a los que cada año van al santuario a ofrecer a Dios los mismos sacrificios de siempre.


Ese sacerdote es Jesucristo, que actúa como sacerdote en el verdadero santuario, es decir, en el verdadero lugar de adoración, hecho por Dios y no por nosotros los humanos.


Si él estuviera aquí, no sería sacerdote, pues ya tenemos sacerdotes que presentan a Dios las ofrendas que ordena la ley de Moisés.


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