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Efesios 4:22 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

22 Por eso, ya no vivan ni sean como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Se les pidió despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van destruyendo, pues así fue su conducta anterior,

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 En cuanto a la antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre,° que está corrompido por los deseos engañosos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 a saber, que os despojéis, por lo que se refiere a vuestro anterior género de vida, del hombre viejo que se va corrompiendo a medida que sigue las tendencias de la seducción,

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Efesios 4:22
27 Referans Kwoze  

Una cosa es clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz, nosotros morimos con él. Así que el pecado ya no nos gobierna.


¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso, en los años que nos quedan de vida debemos dejar de pecar, y dejar también de lado lo que nos estorba para vivir confiando totalmente en Dios. Porque la vida es como una carrera, y el pecado es como un estorbo que se nos enreda en los pies y no nos deja correr.


Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en el mundo. No hagan lo malo; de otra manera su vida parecerá un trapo sucio. Más bien, reciban con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje tiene poder para salvarlos.


Al contrario, mientras aún queda tiempo, cada uno debe animar al otro a seguir confiando. Así nadie pensará que al pecar hace el bien, ni dejará de obedecer a Dios.


Antes, nosotros mismos éramos ignorantes y desobedientes, y andábamos perdidos. Hacíamos todo lo malo que se nos ocurría para divertirnos. Fuimos esclavos de esos malos deseos. Éramos malvados y envidiosos. Todo el mundo nos odiaba, y nosotros también odiábamos a los demás.


Por eso, ya no deben mentirse los unos a los otros. Todos nosotros somos miembros de un mismo cuerpo, así que digan siempre la verdad.


Por mucho tiempo ustedes vivieron haciendo lo mismo que hacen los que no creen en Dios. Tenían vicios y malos deseos, se emborrachaban, participaban en fiestas escandalosas y, lo más terrible de todo, adoraban ídolos.


Ahora les pido, de parte del Señor, que ya no vivan como los que no conocen a Dios, pues ellos viven de acuerdo con sus tontas ideas.


Sufrirán por lo que han hecho sufrir a otros, pues creen que serán felices haciendo a plena luz del día lo malo que se les antoja. Da vergüenza ver lo malo que hacen y el escándalo que arman cuando los acompañan a ustedes en sus fiestas de la iglesia.


Porque Dios los libró del inútil modo de vida que ustedes aprendieron de sus antepasados. Y bien saben ustedes que, para liberarlos, no pagó él con cosas que pueden destruirse, como el oro y la plata;


Los judíos se circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios. Pero a ustedes Dios los hizo parte de su pueblo uniéndolos a Cristo, y así les quitó el deseo de seguir pecando. Esa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo.


Antes nosotros nos comportábamos así, y vivíamos obedeciendo a los malos deseos de nuestro cuerpo y nuestra mente. ¡Con justa razón merecíamos ser castigados por Dios, como todos los demás!


Pero a Lot no lo quemó, pues era un hombre bueno que sufría viendo la maldad de esa gente.


Ustedes ya saben cómo era yo cuando pertenecía a la religión judía. Saben también con qué violencia hacía yo sufrir a los miembros de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo posible por destruirlos.


Porque el pecado usó la ley para engañarme, y con esa misma ley me alejó de Dios.


Quien se cree muy *santo y no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad.


Pero tengo miedo de que les pase lo mismo que a Eva, que fue engañada por la astuta serpiente. También ustedes pueden ser engañados y dejar de pensar con sinceridad y pureza acerca de Cristo.


Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás. Dejen de hacer el mal.


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