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1 Pedro 2:11 - Biblia Lenguaje Sencillo (Nuevo Testamento)

11 Amados hermanos en Cristo, les hablo como si ustedes fueran extranjeros y estuvieran de paso por este mundo. No hagan nada que obedezca a sus malos deseos, pues esos deseos los llevarán a la perdición.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Queridos amigos, ya que son «extranjeros y residentes temporales», les advierto que se alejen de los deseos mundanos, que luchan contra el alma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Amados hermanos, por ser aquí extranjeros y forasteros, les ruego que se abstengan de los deseos carnales que hacen la guerra al alma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Amados, os ruego, como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Queridos hermanos, os exhorto a que, como extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos puramente humanos que combaten contra el alma.

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1 Pedro 2:11
35 Referans Kwoze  

Y los que somos de Jesucristo ya hemos hecho morir en su cruz nuestro egoísmo y nuestros malos deseos.


Eso demostrará que han dejado de seguir sus malos deseos, y que dedicarán el resto de su vida a hacer lo que Dios quiere.


Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos eran como extranjeros que estaban de paso.


Si ustedes viven de acuerdo a esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna.


¿Saben por qué hay guerras y pleitos entre ustedes? ¡Pues porque no saben dominar su egoísmo y su maldad!


No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que con toda sinceridad adoran a Dios y confían en él.


Queridos hermanos en Cristo, Dios nos hizo esa promesa. Por eso no debemos hacer el mal, sino mantenernos libres de pecado para que Dios nos acepte. Honremos a Dios, y tratemos de ser santos como él. Los corintios alegran a Pablo


Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le agrada. Así es como se debe adorarlo.


Yo, que estoy preso por servir al Señor, les ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios.


Pero también me sucede otra cosa: Hay algo dentro de mí que lucha contra lo que creo que es bueno. Trato de obedecer la ley de Dios, pero me siento como en una cárcel, donde lo único que puedo hacer es pecar. Sinceramente, deseo obedecer la ley de Dios, pero no puedo dejar de pecar porque mi cuerpo es débil para obedecerla. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me hace pecar y me separa de Dios? ¡Le doy gracias a Dios, porque sé que Jesucristo me ha librado!


No coman carne de animales que hayan sido sacrificados en honor a los ídolos; no coman sangre, ni carne de animales que todavía tengan sangre adentro, y eviten las relaciones sexuales que la ley de Moisés prohíbe. Si cumplen con esto, harán muy bien. Reciban nuestro cariñoso saludo'.


'¡Tengan cuidado! No pasen el tiempo pensando en banquetes y borracheras, ni en las muchas cosas que esta vida les ofrece. Porque el fin del mundo podría sorprenderlos en el momento menos esperado.


Dios es un juez que no tiene favoritos. Según lo que cada uno de nosotros haya hecho, él decidirá si merecemos ser castigados o premiados. Así que, si ustedes dicen que Dios es su Padre, entonces deben honrarlo durante todos los días de su vida en este mundo.


Nosotros trabajamos para Dios. Por eso les rogamos que no desaprovechen todo el amor que Dios les ha demostrado.


Cristo nos envió para que hablemos de su parte, y Dios mismo les ruega a ustedes que escuchen nuestro mensaje. Por eso, de parte de Cristo les pedimos: hagan las paces con Dios.


Sólo debemos escribirles una carta y pedirles que no coman ninguna comida que haya sido ofrecida a los ídolos. Que tampoco coman carne de animales que hayan muerto ahogados, ni carne que todavía tenga sangre. Además, deberán evitar las relaciones sexuales que la ley de Moisés prohíbe.


Yo Pedro, que soy enviado de Jesucristo a anunciar su mensaje, saludo a todos los cristianos que viven como extranjeros en las regiones de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia. De acuerdo con su plan, Dios el Padre decidió elegirlos a ustedes para que fueran su pueblo. Y por medio del Espíritu Santo y de la muerte de Jesucristo, Dios los ha limpiado de todo pecado, para que lo obedezcan. Deseo que Dios los ame mucho y les permita vivir en paz. Alabemos a Dios


Por eso, para Dios ustedes ya no son extranjeros. Al contrario, ahora forman parte del pueblo de Dios y tienen todos los derechos; ahora son de la familia de Dios.


Mis queridos hermanos, aunque les decimos estas cosas, estamos seguros de que ustedes no han dejado de creer, sino que siguen confiando en Dios. Eso es lo mejor para ustedes, pues así serán salvados.


Queridos hermanos en Cristo, no se sorprendan de tener que afrontar problemas que ponen a prueba su confianza en Dios. Eso no es nada extraño.


Amados hermanos en Cristo, esta es la segunda carta que les escribo. En las dos he querido darles consejos para que puedan pensar correctamente.


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