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Zacarías 11:11 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

11 Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miran a mí, que era palabra del SEÑOR.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Así terminó mi pacto con ellas. El sufrido rebaño me miraba y sabían que el Señor hablaba por medio de mis acciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Cuando los comerciantes de ganado vieron que lo había roto, comprendieron que eso era una señal de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Aquel día fue anulado; y los tratantes de las ovejas que me vigilaban, conocieron que era palabra de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Aquel día quedó rota. Los tratantes de ovejas, que me observaban, comprendieron que aquélla era una palabra de Yahveh.

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Zacarías 11:11
27 Referans Kwoze  

sin lo que traían los mercaderes y negociantes; y también todos los reyes de Arabia y los príncipes de la tierra traían oro y plata a Salomón.


Porque el SEÑOR oye a los menesterosos, y no menosprecia a sus prisioneros.


¿Y qué se responderá a los mensajeros de los gentiles? Que el SEÑOR fundó a Sion, y que en ella tendrán confianza los afligidos de su pueblo.


pero los que esperan al SEÑOR tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas, como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.


Esperaré, pues, al SEÑOR, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y a él aguardaré.


Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, conforme a la palabra del SEÑOR, al patio de la guarda, y me dijo: Compra ahora mi heredad que está en Anatot, en tierra de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y a ti compete la redención; cómprala para ti. Entonces conocí que era palabra del SEÑOR.


Yo empero al SEÑOR esperaré, esperaré al Dios de mi salud; el Dios mío me oirá.


Y dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, los cuales esperarán en el nombre del SEÑOR.


Y no hallaban qué hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso oyéndole.


Y he aquí, había un hombre en Jerusalén, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo era sobre él.


Y ésta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor, y hablaba de él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.


(el cual no había consentido en el consejo ni en los hechos de ellos), de Arimatea, ciudad de la Judea, el cual también esperaba el Reino de Dios.


Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el Evangelio:


Y será que cuando le vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara por testigo, que no será olvidada de la boca de su simiente; porque yo conozco su ingenio, y lo que hace hoy antes que le introduzca en la tierra que juré.


Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal en ojos del SEÑOR, enojándole con la obra de vuestras manos.


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