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Isaías 24:23 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando el SEÑOR de los ejércitos reinare en el Monte de Sion, y en Jerusalén, y delante de sus ancianos fuere glorioso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Entonces, la gloria de la luna menguará, y el resplandor del sol se desvanecerá, porque el Señor de los Ejércitos Celestiales reinará en el monte Sion. Reinará con gran gloria en Jerusalén, a los ojos de todos los líderes de su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 La luna se pondrá colorada, el sol no sabrá dónde esconderse, avergonzado, cuando Yavé de los Ejércitos sea rey sobre el cerro de Sión, en Jerusalén, y aparezca su Gloria ante sus Ancianos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 La luna° se avergonzará, y el sol° se confundirá, Cuando YHVH Sebaot reine en el Monte Sión y en Jerusalem, Y la gloria esté delante de sus ancianos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Enrojecerá la blanquecina, palidecerá el ardoroso cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén y esté ante sus ancianos la gloria.

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Isaías 24:23
36 Referans Kwoze  

El SEÑOR reina; regocíjese la tierra, alégrense las muchas islas.


Y María les respondía: Cantad al SEÑOR; porque en extremo se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo, y al que en él subía.


Regocíjate y canta, oh Moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.


Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no derramarán su lumbre; el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no echará su resplandor.


Y la luz de la luna será como la luz del Sol; y la luz del Sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que soldará el SEÑOR la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida.


Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán la tierra que está lejos.


Porque el SEÑOR será nuestro juez, el SEÑOR será nuestro dador de leyes, el SEÑOR será nuestro rey, él mismo nos salvará.


¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salud, del que dice a Sion: Reina tu Dios!


Levántate, resplandece; que viene tu lumbre, y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti.


El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; mas te será el SEÑOR por luz perpetua, y por tu gloria el Dios tuyo.


No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque te será el SEÑOR por perpetua luz, y los días de tu luto serán acabados.


En derredor tendrá dieciocho mil cañas . Y el nombre de la ciudad desde aquel día será EL SEÑOR ESTA AQUI.


Y tomarán el Reino del Santo Altísimo, y poseerán el Reino hasta el siglo, y hasta el siglo de los siglos.


y que el reino, y el señorío, y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al santo pueblo del Altísimo; Su Reino, será Reino eterno, y todos los señoríos le servirán y escucharán.


El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso del SEÑOR.


El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor.


Y vendrán salvadores al Monte de Sion para juzgar al monte de Esaú; y el Reino será del SEÑOR.


y pondré a la coja para sucesión, y a la descarriada para nación robusta; y el SEÑOR reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre.


Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura.


Y será un día, el cual es conocido del SEÑOR, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz.


Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí, tu Rey vendrá a ti, Justo y Salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna.


Y luego, después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas.


Venga tu Reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.


Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el Reino, y la potencia, y la gloria, por todos los siglos. Amén.


Mas os habéis llegado al monte de Sión, y a la ciudad del Dios viviente, Jerusalén la celestial, y a la compañía de muchos millares de ángeles,


Y el séptimo ángel tocó la trompeta. Y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo son reducidos a nuestro Señor y a su Cristo; y reinará para siempre jamás.


Y miré, y he aquí, el Cordero estaba sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el Nombre de su Padre escrito en sus frentes.


Y los veinticuatro ancianos y los cuatro animales cayeron sobre sus rostros , y adoraron a Dios que estaba sentado sobre el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Alelu-JAH!


Y oí como la voz de una gran compañía, y como ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decían: ¡Alelu-JAH, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso ha reinado!


Y la Ciudad no tenía necesidad de sol, ni de luna, para que resplandezcan en ella; porque la claridad de Dios la ha alumbrado, y el Cordero es su lámpara.


Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de lámpara, ni de lumbre de sol: porque el Señor Dios los alumbrará; y reinarán para siempre jamás.


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