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Isaías 22:4 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

4 Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Por eso dije: «Déjenme a solas para llorar; no intenten consolarme. Déjenme llorar por mi pueblo mientras presencio su destrucción».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Por eso digo: 'Apártense de mí para que pueda llorar amargamente. No traten de consolarme por el desastre de la hija de mi pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Por eso digo: Apartad la mirada de mí, Expresaré mi amargura con llanto. No os afanéis en consolarme por la destrucción de la hija de mi pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Por eso digo: 'No me miréis, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo'.

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Isaías 22:4
20 Referans Kwoze  

Cuando supo Mardoqueo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, y se vistió de cilicio y de ceniza, y se fue por medio de la ciudad clamando con grande y amargo clamor.


Al Señor busqué en el día de mi angustia; mi llaga desangraba de noche y no cesaba; mi alma no quería consuelo.


Se ceñirán de cilicio en sus plazas; en sus terrados y en sus calles todos aullarán, descendiendo en llanto.


He aquí, que sus embajadores darán voces afuera, los mensajeros de paz llorarán amargamente.


Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente, se desharán mis ojos en lágrimas, porque el rebaño del SEÑOR fue cautivo.


Así dijo el SEÑOR: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.


¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las telas de mi corazón; mi corazón ruge dentro de mí; no callaré; porque voz de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.


Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; hazte luto como por hijo único, llanto de amarguras, porque presto vendrá sobre nosotros el destruidor.


A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí.


¡Oh, si mi cabeza se tornase aguas, y mis ojos fuentes de aguas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!


y dense prisa, y levanten llanto sobre nosotros, y córranse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados en aguas se destilen.


Caf : Mis ojos desfallecieron de lágrimas, rugieron mis entrañas, mi hígado se derramó por tierra por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo, desfalleciendo el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.


Y lo dio a acicalar para tenerlo en la mano; el cuchillo está afilado, y está acicalado, para entregarlo en mano del matador.


Y se raerán por ti los cabellos, y se ceñirán de cilicio, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura de alma.


Por tanto lamentaré y aullaré, y andaré despojado y desnudo; haré gemido como de dragones, y lamento como de los hijos del avestruz.


Voz fue oída en Ramá, lamentación, lloro y gemido grande; Raquel que llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.


Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.


tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra;


Y como llegó cerca viendo la ciudad, lloró sobre ella,


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