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Hebreos 12:25 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si desecháramos al que habla desde los cielos.

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Biblia Reina Valera 1960

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Tengan cuidado de no negarse a escuchar a Aquel que habla. Pues, si el pueblo de Israel no escapó cuando se negó a escuchar a Moisés, el mensajero terrenal, ¡ciertamente nosotros tampoco escaparemos si rechazamos a Aquel que nos habla desde el cielo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Cuidado, pues, de hacerse los sordos con el que habla. Pues si no se salvaron en aquel tiempo los que desoyeron las palabras del profeta en la tierra, menos todavía nosotros si nos desentendemos del que habla desde los cielos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra,° mucho menos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde los cielos;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Cuidad de no eludir al que os habla, pues si aquellos que eludían al que daba órdenes sobre la tierra no escaparon al castigo, menos escaparemos nosotros si volvemos la espalda al que da órdenes desde el cielo.

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Hebreos 12:25
36 Referans Kwoze  

Y cuando todo el pueblo vio que el rey no les había oído, le respondió estas palabras, diciendo: ¿Qué parte tenemos nosotros con David? No hay heredad en el hijo de Isaí. ¡Israel, a tus estancias! ¡Provee ahora en tu casa, David! Entonces Israel se fue a sus estancias.


Mas si vosotros os volviereis, y dejareis mis estatutos y mis preceptos que os he propuesto, y fuereis y sirviereis a dioses ajenos, y los adorareis,


Mirad que el SEÑOR os dio el sábado, y por eso os da en el sexto día pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su casa, y nadie salga de su lugar en el séptimo día.


Y el SEÑOR dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.


Por cuanto llamé, y no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase;


Porque el reposo de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los locos los echará a perder.


Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el castigo; mas el que guarda la corrección, será honrado.


El que tiene en poco el castigo, menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección, tiene corazón entendido .


Escuchad al castigo, y sed sabios; y no lo menospreciéis.


Lo oíste, lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, ya te hice oír cosas nuevas y escondidas, que tú no sabías.


No te aíres, oh SEÑOR, sobremanera; ni tengas perpetua memoria de la iniquidad. He aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros.


Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, antes se fueron tras dioses ajenos para servirles; la Casa de Israel y la Casa de Judá invalidaron mi Pacto, el cual yo había concertado con sus padres.


Y ella mudó mis juicios y mis ordenanzas en impiedad más que los gentiles, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis juicios y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos.


Pero no quisieron escuchar, antes dieron hombro rebelado, y agravaron sus oídos para no oír;


Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y echaréis a perder a todo este pueblo.


Y estando aún él hablando, he aquí una nube de luz que los cubrió; y una voz de la nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento; a El oíd.


Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moisés, para que les conste.


A este Moisés, al cual habían rehusado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? A éste envió Dios por príncipe y redentor con la mano del ángel que le apareció en la zarza.


Mas será, que cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.


Mas si tu corazón se apartare, y no oyeres, y fueres incitado, y te inclinares a dioses ajenos, y les sirvieres;


De los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte; y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído sus palabras de en medio del fuego.


Mirad que ninguno dé a otro mal por mal; antes seguid lo bueno siempre los unos para con los otros, y para con todos.


y así apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.


Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,


Por la fe, Noé habiendo recibido revelación de cosas que aun no se veían, aparejó con mucho cuidado el arca en que su casa se salvase; arca por la cual condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe.


y al sonido de la trompeta, y a la voz de las palabras, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más;


Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo de infidelidad para apartarse del Dios vivo;


Mas ¿con cuáles se enemistó por cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto?


(Los cuales sirven de ejemplo y sombra de las cosas celestiales, como fue respondido a Moisés cuando había de hacer el Tabernáculo: Mira, dice: haz todas las cosas conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte).


Los cuales vinieron a los hijos de Rubén y a los hijos de Gad, y a la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad; y les hablaron, diciendo:


Toda la congregación del SEÑOR dice así: ¿Qué transgresión es esta con que prevaricáis contra el Dios de Israel, volviéndoos hoy de seguir al SEÑOR, edificándoos altar para ser hoy rebeldes contra el SEÑOR?


Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos a otros entrañablemente de corazón puro,


Y yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas; yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús; adora a Dios, porque el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.


Y él me dijo: Mira que no lo hagas, porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de la profecía de este libro. Adora a Dios.


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