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Hageo 2:22 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

22 Y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza del reino de los gentiles; y trastornaré el carro, y los que en él suben; y vendr n abajo los caballos, y los que en ellos suben, cada cual por la espada de su hermano.

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Biblia Reina Valera 1960

22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Derrocaré los tronos reales y destruiré el poder de los reinos de las naciones. Volcaré sus carros de guerra, los caballos caerán y los jinetes se matarán unos a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Derribaré los tronos de los reyes y destruiré el poderío de las naciones. Volcaré al carro con su conductor; rodarán por el suelo los caballos y sus jinetes. Se matarán unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Trastornaré el trono de los reinos y haré que sea destruida la potencia de los reinos de las naciones. Volcaré carros y aurigas, y caerán caballos y jinetes, cada uno por la espada de su propio hermano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 derribaré los tronos de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; volcaré el carro y a quien le monta: caerán por tierra los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano.

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Hageo 2:22
38 Referans Kwoze  

Y la una gente destruía a la otra, y una ciudad a otra; porque Dios los conturbó con todas calamidades.


Y cuando comenzaron con clamor y con alabanza, puso el SEÑOR a los hijos de Moab y los del monte de Seir para que asechasen a los hijos de Amón, que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros .


Y los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado a los del monte de Seir, cada cual ayudó a su compañero a matarse.


Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra; que quiebra el arco, corta la lanza, y quema los carros en el fuego.


Por tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron adormecidos.


Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan: y yo me glorificaré en el Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros, y en su caballería;


Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército del Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.


Porque el Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y el SEÑOR volvió a traer las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel fueron en seco por medio del mar.


Los carros del Faraón y a su ejército echó en el mar; y sus escogidos príncipes fueron hundidos en el mar Bermejo.


Y revolveré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará contra su hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra ciudad, y reino contra reino.


Porque la gente o el reino que no te sirviere, perecerá; y del todo serán asolados.


Por la ira del SEÑOR de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como tragamiento del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano.


Del revés, del revés, del revés la tornaré; y no será esto más, hasta que venga aquel de quién es el derecho, y yo se lo entregaré.


Entonces todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, y se quitarán sus mantos, y desnudarán sus bordadas ropas; de espanto se vestirán, se sentarán sobre la tierra, y temblarán a cada momento, y estarán atónitos sobre ti.


Y en todos mis montes llamaré cuchillo contra él, dijo el Señor DIOS: el cuchillo de cada cual será contra su hermano.


Y os saciaréis sobre mi mesa, de caballos, y de carros fuertes, y de todos los hombres de guerra, dijo el Señor DIOS.


Y con su entendimiento hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y con paz destruirá a muchos; y contra el Príncipe de los príncipes se levantará; y sin mano será quebrantado.


Y el que toma el arco no estará en pie, ni escapará el ligero de pies, ni el que cabalga en caballo salvará su vida.


Y acontecerá en aquel día, dijo el SEÑOR, que haré matar tus caballos de en medio de ti, y haré destruir tus carros.


Y con ira y con furor haré venganza en los gentiles que no oyeron.


Y será el remanente de Jacob entre los gentiles, en medio de muchos pueblos, como el león entre las bestias de la montaña, como el cachorro del león entre las manadas de las ovejas, el cual si pasare, y hollare, y arrebatare, no hay quien escape.


Tu mano se alzará sobre tus enemigos, y todos tus adversarios serán talados.


Los gentiles verán, y se avergonzarán de todas sus valentías; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos.


Por tanto, esperadme, dijo el SEÑOR, el día que me levantaré al despojo; porque mi juicio es de coger los gentiles, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, toda la ira de mi furor; porque del fuego de mi celo será consumida toda la tierra.


Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las honduras del río; y la soberbia del Assur será derribada, y el cetro de Egipto se perderá.


Y serán como valientes, que en la batalla pisan al enemigo en el lodo de las calles; y pelearán, porque el SEÑOR será con ellos; y los que cabalgan en caballos serán avergonzados.


Y será que en aquel día yo procuraré quebrantar a todos los gentiles que vinieren contra Jerusalén.


Y saldrá el SEÑOR, y peleará con aquellos gentiles, como peleó el día de la batalla.


Entonces respondió y me habló, diciendo: Esta es Palabra del SEÑOR a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, dijo el SEÑOR de los ejércitos.


Y de Efraín talaré los carros, y los caballos de Jerusalén; y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a los gentiles; y su Señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra.


Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares.


Y el séptimo ángel tocó la trompeta. Y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos de este mundo son reducidos a nuestro Señor y a su Cristo; y reinará para siempre jamás.


Mas los trescientos tocaban las trompetas; y el SEÑOR puso el cuchillo de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zerera, y hasta el término de Abel-mehola en Tabat.


Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro , y era deshecha.


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