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Números 19:9 - Dios Habla Hoy Versión Española

9 Otro hombre, que esté ritualmente puro, recogerá la ceniza de la vaca y la pondrá en un lugar puro fuera del campamento. Esa ceniza la utilizará el pueblo de Israel para preparar el agua de purificación. Todo esto es un sacrificio por el pecado.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Luego, alguien que esté ceremonialmente puro recogerá las cenizas de la novilla y las depositará fuera del campamento en un lugar ceremonialmente puro. Las conservarán allí para que la comunidad de Israel las use en el agua para la ceremonia de purificación. Esta ceremonia se realiza para quitar los pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en un lugar puro. Allí se las conservará para hacer el agua de purificación que usará la comunidad de los israelitas para hacer la expiación.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Luego, un hombre limpio recogerá las cenizas de la ternera y las pondrá fuera del campamento, en un lugar limpio. Y la asamblea de los hijos de Israel las guardará para el agua para la impureza.° Es ofrenda por el pecado.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Un hombre puro recogerá las cenizas de la vaca y las depositará fuera del campamento en un lugar puro. Estarán a disposición de la comunidad de los israelitas para preparar el agua lustral. Es un sacrificio por el pecado.

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Números 19:9
16 Referans Kwoze  

“Cualquier cosa sobre la que ella se acueste durante su periodo de menstruación, será considerada impura. “Cualquier cosa sobre la que se siente, será considerada impura.


“En aquel tiempo se abrirá un manantial, para que en él puedan lavar sus pecados y su impureza los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén.


Si alguien toca el cadáver de una persona y no se purifica, profana el santuario del Señor y, por lo tanto, será eliminado de Israel. Puesto que no ha sido rociado con el agua de purificación, se encuentra en estado de impureza.


“En tales casos de impureza se tomará un poco de la ceniza de la vaca sacrificada por el pecado, y se pondrá en una vasija para verterle encima agua de manantial.


Luego un hombre que esté puro tomará una ramita de hisopo, la mojará en el agua y rociará con ella la tienda, las vasijas y las personas que estaban allí, y también al que tocó los huesos o el cadáver de la persona asesinada o muerta de forma natural, o la tumba.


Se la entregaréis al sacerdote Eleazar, y él la sacará fuera del campamento y ordenará que la maten en su presencia.


En cuanto al hombre que quemó la vaca, lavará también su ropa y se lavará a sí mismo con agua, y quedará ritualmente impuro hasta la tarde.


y comenzará un nuevo periodo de consagración al Señor. El tiempo anterior no se tomará en cuenta, porque el cabello que había consagrado quedó impuro. También llevará al Señor un cordero de un año, como sacrificio por la culpa.


El rito para la purificación será el siguiente: Tú los rociarás con el agua de la purificación, y después ellos se afeitarán todo el cuerpo y lavarán su ropa; así quedarán puros.


Pero el que deje de celebrar la Pascua a pesar de estar puro y no encontrarse de viaje, será eliminado de entre su gente. Y puesto que no presentó al Señor la ofrenda en la fecha señalada, recibirá el castigo por su pecado.


Cristo no cometió pecado alguno, pero por causa nuestra Dios lo hizo pecado, para así, en Cristo, hacernos a nosotros justicia de Dios.


Queridos hermanos, estas son las promesas que tenemos. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos ya sea el cuerpo o el espíritu. Y en el temor de Dios debemos consagrarnos completamente a él.


De modo que Jesús es precisamente el sumo sacerdote que necesitábamos. Él es santo, sin maldad y sin mancha, apartado de los pecadores y puesto más alto que el cielo.


Es verdad que la sangre de los toros y de los chivos, y las cenizas de la becerra quemada en el altar, las cuales se esparcen sobre los que están impuros, tienen poder para consagrarlos y purificarlos por fuera.


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