El hombre me dijo: “Tanto las cámaras del norte como las del sur, que están frente al patio cerrado, son cámaras sagradas. Los sacerdotes que se acercan al Señor comen allí las ofrendas más sagradas. Y allí también, colocan ofrendas tan sagradas como son la ofrenda de cereales, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa, pues es un lugar sagrado.
Comedla en un lugar sagrado, porque eso es lo que os ha tocado a ti y a tus hijos de las ofrendas que se queman en honor del Señor. Eso es lo que se me ha ordenado.
–¿Por qué no comisteis el sacrificio por el pecado en un lugar sagrado? Es una cosa santísima, y el Señor os lo dio a vosotros para que carguéis con la culpa de la comunidad y obtengáis del Señor el perdón de sus pecados.
Matará el cordero en el lugar consagrado al degüello de los animales para los sacrificios por el pecado y los holocaustos. El sacrificio por la culpa será para el sacerdote, lo mismo que el sacrificio por el pecado, pues es una cosa santísima.
Para siempre en el futuro, todos los varones descendientes de Aarón podrán comer la parte que les corresponde de las ofrendas quemadas al Señor. Cualquier cosa que toque estas ofrendas quedará consagrada.”
“También te doy a ti, y a tus hijos e hijas que aún vivan contigo, las ofrendas especiales que los israelitas me presenten. Esta será una ley permanente. Cualquier persona de tu familia que esté ritualmente pura, podrá comerlas.
De los sacrificios que se queman, te tocarán a ti todas las ofrendas de cereales y los sacrificios por el pecado o por la culpa que me ofrezcan los israelitas; todas estas ofrendas sagradas serán para ti y para tus hijos.