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Números 11:2 - Dios Habla Hoy Versión Española

2 El pueblo gritó pidiendo ayuda a Moisés, y Moisés rogó al Señor por ellos. Entonces el fuego se apagó.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que el pueblo pidió ayuda a gritos a Moisés, y cuando él oró al Señor, el fuego se apagó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Entonces el pueblo le suplicó a Moisés. Moisés intercedió ante Yavé y el fuego se apagó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a YHVH, y el fuego se extinguió.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Clamó entonces el pueblo a Moisés, Moisés intercedió ante Yahveh, y el fuego se apagó.

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Números 11:2
23 Referans Kwoze  

En cuanto Moisés salió del palacio del faraón, oró al Señor.


diciendo: –¡Señor! ¡Señor!, si en verdad me he ganado tu favor, acompáñanos. Esta gente es realmente muy terca, pero perdónanos nuestros pecados y maldad, y acéptanos como tu pueblo.


Ojalá el Señor tu Dios haya oído las palabras del oficial enviado por su amo, el rey de Asiria, para insultar al Dios viviente, y ojalá le castigue por las cosas que el Señor mismo, tu Dios, habrá oído. Ofrece, pues, una oración por los que aún quedan.”


El Señor me dijo: “Aunque Moisés y Samuel se presentaran aquí, delante de mí, yo no tendría compasión de este pueblo. Diles que salgan de mi presencia, que se vayan.


El rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maaseías, a ver al profeta Jeremías y decirle: “Ora por nosotros al Señor nuestro Dios.”


al profeta Jeremías y le dijeron: –Vamos a pedirte una cosa; no nos la niegues: Ruega al Señor tu Dios por nosotros, los pocos que quedamos. Antes éramos muchos, pero ahora quedamos solo unos pocos, como puedes ver.


dijo a Moisés: “Por favor, mi señor, no nos castigues por este pecado que tontamente hemos cometido.


Entonces Moisés suplicó al Señor: “Por favor, oh Dios, te ruego que la sanes.”


Entonces fueron a donde estaba Moisés y le dijeron: –¡Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti! ¡Pídele al Señor que aleje de nosotros las serpientes! Moisés pidió al Señor que perdonara a los israelitas,


Simón contestó: –Orad por mí al Señor, para que no me suceda nada de lo que habéis dicho.


De modo que Jesús es precisamente el sumo sacerdote que necesitábamos. Él es santo, sin maldad y sin mancha, apartado de los pecadores y puesto más alto que el cielo.


Por eso, confesaos unos a otros vuestros pecados y orad unos por otros para ser sanados. La oración fervorosa del hombre bueno tiene mucho poder.


Si alguno ve que su hermano está cometiendo un pecado que no lleva a la muerte, debe orar, y Dios dará vida al hermano. Esto si se trata de un pecado que no lleva a la muerte. Hay pecado que lleva a la muerte y por ese pecado no digo que se deba orar.


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