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Lucas 11:34 - Dios Habla Hoy Versión Española

34 Tus ojos son como la lámpara del cuerpo. Si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo será luminoso; pero si son malos, tu cuerpo será oscuridad.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 »Tu ojo es como una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo está sano, todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo está enfermo, tu cuerpo está lleno de oscuridad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Tu ojo es la lámpara de tu cuerpo. Si tu ojo recibe la luz, toda tu persona tendrá luz; pero si tu ojo está oscurecido, toda tu persona estará en oscuridad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo esté sano, todo tu cuerpo estará° lleno de luz, pero cuando esté malo, también tu cuerpo estará° oscuro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 La lámpara del cuerpo es tu ojo. Cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está iluminado; pero cuando está enfermo, también tu cuerpo queda en tinieblas.

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Lucas 11:34
28 Referans Kwoze  

e hicieron que se quedasen ciegos los hombres que estaban fuera. Todos, desde el más joven hasta el más viejo, quedaron ciegos. Y se cansaban de andar buscando la puerta.


Ojos altivos, mente orgullosa; la luz de los malvados es pecado.


El ambicioso tiene prisa por ser rico, pero ignora que sobre él vendrá la pobreza.


Pues el Señor ha enviado sobre vosotros un sueño profundo. Los profetas son los ojos del pueblo, pero el Señor los ha cubierto con un velo.


Nadie hay tan ciego ni tan sordo como mi siervo, mi enviado, nadie tan ciego ni tan sordo como mi mensajero, el siervo del Señor.


Esa gente no sabe, no entiende; tienen los ojos tan ciegos que no pueden ver, y el entendimiento tan cerrado que no pueden comprender.


¡Ay de vosotros, que llamáis bueno a lo malo, y malo a lo bueno; que convertís la luz en oscuridad, y la oscuridad en luz; que convertís lo amargo en dulce, y lo dulce en amargo!


Entorpece la mente de este pueblo; tápales los oídos y cúbreles los ojos para que no puedan ver ni oir, ni puedan entender, para que no se vuelvan a mí y yo no los sane.”


‘Oye esto, pueblo tonto y estúpido, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye.


para que por mucho que miren no vean, y por mucho que oigan no entiendan; a no ser que se vuelvan a Dios y él los perdone.”


los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio.


¿Tenéis ojos y no veis, y oídos y no oís? ¿Ya no recordáis,


Ten cuidado de que la luz que hay en ti no resulte oscuridad.


Ahora el Señor te va a castigar: vas a quedarte ciego y por un tiempo no podrás ver la luz del sol. Al punto, Elimas quedó en total oscuridad, y buscaba que alguien le condujese de la mano, porque estaba ciego.


Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas y comían juntos con alegría y sencillez de corazón.


Y te mando a ellos para que les abras los ojos y no anden más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que, creyendo en mí, reciban el perdón de los pecados y una herencia entre el pueblo santo de Dios.’


Tenemos un motivo de orgullo: que la conciencia nos dice que nos hemos portado limpia y sinceramente en este mundo, y especialmente entre vosotros. Esto no se debe a nuestra propia sabiduría, sino a que Dios, en su bondad, nos ha ayudado a vivir así.


Pero temo que, así como la serpiente engañó con su astucia a Eva, también vosotros os dejéis engañar y que vuestros pensamientos se aparten de la devoción pura y sincera a Cristo.


Pues como ellos no creen, el dios de este mundo les ha cegado el entendimiento para que no vean la brillante luz del evangelio del Cristo glorioso, imagen viva de Dios.


Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al Padre glorioso, que os dé sabiduría espiritual para entender su revelación y conocerle mejor.


Esclavos, obedeced a quienes aquí en la tierra son vuestros amos. Hacedlo con respeto, temor y sinceridad, como si estuvierais sirviendo a Cristo.


Esclavos, obedeced en todo a quienes aquí en la tierra son vuestros amos; y no solamente cuando os estén mirando, para quedar bien con ellos, sino con corazón sincero, por temor al Señor.


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