Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Juan 9:34 - Dios Habla Hoy Versión Española

34 Le dijeron entonces: –Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros? Y lo expulsaron de la sinagoga.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros? Y le expulsaron.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

34 —¡Tú naciste pecador hasta la médula! —le respondieron—. ¿Acaso tratas de enseñarnos a nosotros? Y lo echaron de la sinagoga.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Le contestaron ellos: 'No eres más que pecado desde tu nacimiento, ¿y pretendes darnos lecciones a nosotros?' Y lo expulsaron.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

34 Respondieron y le dijeron: Por entero naciste tú en pecados, ¿y tú nos enseñas? Y lo echaron fuera.

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Respondiéronle ellos: 'Has nacido enteramente empecatado, ¿y tú nos vas a dar lecciones?'. Y lo arrojaron fuera.

Gade chapit la Kopi




Juan 9:34
34 Referans Kwoze  

Pero ellos le contestaron: –¡Hazte a un lado! Solo faltaba que un extranjero como tú quisiera mandar sobre nosotros. ¡Pues ahora vamos a tratarte peor que a ellos! En seguida comenzaron a maltratar a Lot, y se acercaron a la puerta para echarla abajo;


A estas palabras del profeta, el rey replicó: –¿Acaso te hemos nombrado consejero real? ¡Déjate de esas cosas! ¿O es que quieres que te maten? El profeta no insistió más, pero dijo: –Yo sé que Dios ha decidido destruirte por haber hecho esto y no seguir mi consejo.


Nadie puede sacar pureza de la impureza.


¿Podrá, pues, un simple hombre ser puro e inocente frente a Dios?


Aquel hebreo le contestó: –¿Y quién te ha puesto a ti por jefe y juez entre nosotros? ¿Acaso piensas matarme, como mataste al egipcio? Al oir esto, Moisés tuvo miedo, pues se dio cuenta de que ya se había descubierto la muerte del egipcio.


Despedido el insolente, se va la discordia y se acaban los pleitos y las ofensas.


Más se puede esperar del necio que de quien se cree muy sabio.


El que se pone terco cuando le reprenden, pronto será destruido sin remedio.


Dicen: ‘Quédate ahí, no me toques; soy demasiado sagrado para que me toques.’ Esa gente es como un fuego que arde todo el día, y me molesta como el humo en la nariz.


Escuchad la palabra del Señor, vosotros, los que respetáis su palabra: “Algunos compatriotas vuestros que os odian y persiguen porque invocáis mi nombre, dicen: ‘Que el Señor muestre su gloria: ¡queremos veros alegres!’ Pero quedarán en ridículo.


Uno de los maestros de la ley le contestó entonces: –Maestro, al decir esto nos ofendes también a nosotros.


Porque el que a sí mismo se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido.


Os aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él.


“Dichosos vosotros cuando la gente os odie, cuando os expulsen, cuando os insulten y cuando desprecien vuestro nombre como cosa mala, por causa del Hijo del hombre.


Todos los que el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera.


Vosotros hacéis lo mismo que vuestro padre. Dijeron: –¡Nosotros no somos unos bastardos! ¡Nuestro único padre es Dios!


Los discípulos le preguntaron: –Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres o por su propio pecado?


Sus padres dijeron esto por miedo, porque los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a cualquiera que reconociese a Jesús como el Mesías.


Jesús se enteró de que habían expulsado de la sinagoga a aquel ciego. Cuando se encontró con él le preguntó: –¿Tú crees en el Hijo del hombre?


Al oir esto, algunos fariseos que estaban reunidos con él le preguntaron: –¿Acaso nosotros también somos ciegos?


Nosotros somos judíos de nacimiento, y no pecadores paganos.


De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros propios deseos y satisfaciendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de esa naturaleza merecíamos el terrible castigo de Dios, igual que los demás.


De la misma manera, vosotros, jóvenes, someteos a la autoridad de los ancianos. Todos debéis someteros unos a otros con humildad, porque: “Dios se opone a los orgullosos, pero ayuda con su bondad a los humildes.”


Por eso, cuando yo vaya le llamaré la atención, pues anda contando chismes y mentiras contra nosotros. Y no contento con esto, no recibe a los hermanos que llegan; y a quienes quieren recibirlos, les prohíbe hacerlo y los expulsa de la comunidad.


Yo escribí una carta a la comunidad, pero Diótrefes no acepta nuestra autoridad porque le gusta mandar.


Y nadie podía comprar ni vender si no tenía la marca o el nombre del monstruo, o el número de su nombre.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite