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Juan 21:15 - Dios Habla Hoy Versión Española

15 Cuando ya habían comido, Jesús preguntó a Simón Pedro: –Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? Pedro le contestó: –Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: –Apacienta mis corderos.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Después del desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? —Sí, Señor —contestó Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, alimenta a mis corderos —le dijo Jesús.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Cuando terminaron de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?' Contestó: 'Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: 'Apacienta mis corderos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Cuando pues hubieron comido, Jesús le dice a Simón Pedro: Simón, hijo° de Juan, ¿me amas° más que éstos? Le dice: Sí, Señor, Tú sabes que te quiero.° Le dice: Apacienta mis corderos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Cuando terminaron de almorzar, dice Jesús a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?'. Le responde: 'Sí Señor; tú sabes que te quiero'. Él le contesta: 'Apacienta mis corderos'.

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Juan 21:15
49 Referans Kwoze  

Y Jacob respondió: –Querido hermano, tú sabes que los niños son débiles, y que debo pensar en las ovejas y en las vacas paridas; si se las cansa, en un solo día pueden morir todas las ovejas.


¿Qué más te puedo decir, Señor, si tú conoces a este siervo tuyo?


“Te suplico, Señor, que te acuerdes de cómo te he servido fiel y sinceramente, haciendo lo que te agrada.” Y lloró amargamente.


Viene como un pastor que cuida su rebaño; levanta los corderos en sus brazos, los lleva junto al pecho y atiende con cuidado a las recién paridas.


Les pondré pastores que las cuiden, para que no tengan nada que temer ni falte ninguna de ellas. Yo, el Señor, lo afirmo.”


Os daré los gobernantes que a mí me agradan, y ellos os gobernarán con sabiduría y entendimiento.


Haré que vuelva mi siervo David y lo pondré como único pastor, y él las cuidará. Él será su pastor.


Entonces me dijo: “Estas son las cocinas donde los que sirven en el templo hervirán los animales que el pueblo ofrezca en sacrificio.”


“El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí;


Entonces Jesús le dijo: –Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo.


“No despreciéis a ninguno de estos pequeños. Pues os digo que sus ángeles en el cielo contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.


Pedro le contestó: –Aunque todos pierdan su confianza en ti, yo no la perderé.


Pedro afirmó: –Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.


Pedro le dijo: –Aunque todos pierdan su confianza, yo no.


“No tengáis miedo, pequeño rebaño, que el Padre, en su bondad, ha decidido daros el reino.


pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, ayuda a tus hermanos a permanecer firmes.


Luego Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús, y cuando Jesús le vio, dijo: –Tú eres Simón, hijo de Juan, pero serás llamado Cefas (que significa: Pedro).


Pedro le dijo: –Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!


porque el Padre mismo os ama. Os ama porque vosotros me amáis a mí y habéis creído que he venido de Dios.


Jesús les dijo: –Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían que era el Señor.


Entonces aquel discípulo a quien Jesús quería mucho le dijo a Pedro: –¡Es el Señor! Apenas oyó Simón Pedro que era el Señor, se vistió, porque estaba sin ropa, y se lanzó al agua.


Jesús les contestó: –Si Dios fuese de veras vuestro padre, me amaríais, porque yo, que estoy aquí, vengo de Dios. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado.


Por lo tanto, estad atentos y cuidad de toda la congregación sobre la que el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para que cuidéis de la iglesia de Dios, la cual compró él con su propia sangre.


Sé que cuando me vaya vendrán otros que, como lobos feroces, querrán acabar con la iglesia.


Recibid bien al que es débil en la fe y no entréis en dicusiones con él.


Los que somos fuertes en la fe debemos aceptar como nuestras las debilidades de los que son menos fuertes, en vez de buscar lo que a nosotros mismos nos agrada.


Y así tú, por tu conocimiento, haces que se pierda tu hermano débil, por quien también Cristo murió.


Porque si estamos unidos a Cristo Jesús, de nada vale estar o no estar circuncidados. Lo que realmente vale es tener fe y que esa fe nos haga vivir con amor.


Ya no seremos como niños, que cambian fácilmente de parecer y son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza hasta dejarse engañar por gente astuta que anda por caminos equivocados.


y que den su gracia a todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor inalterable.


Que el Dios de paz, que resucitó de la muerte a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre que confirmó su pacto eterno


Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él: todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas.


Vosotros amáis a Jesucristo aunque no le habéis visto. Ahora, creyendo en él sin haberle visto, os alegráis al haber alcanzado la salvación de vuestras almas, que es la meta de vuestra fe; y esa alegría vuestra es tan grande y gloriosa que no podéis expresarla con palabras.


Como niños recién nacidos, buscad con ansia la leche espiritual pura, para que por medio de ella crezcáis y tengáis salvación,


Antes andabais como ovejas extraviadas, pero ahora habéis vuelto a Cristo, que os cuida como un pastor y vela por vosotros.


Nosotros amamos porque él nos amó primero.


Todo aquel que cree que Jesús es el Mesías, es hijo de Dios; y el que ama a un padre, ama también a los hijos de ese padre.


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