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Jonás 1:9 - Dios Habla Hoy Versión Española

9 Jonás les contestó: –Soy hebreo, y rindo culto al Señor, el Dios del cielo, creador del mar y de la tierra.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 —Soy hebreo —contestó Jonás— y temo al Señor, Dios del cielo, quien hizo el mar y la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Entonces empezó a decirles: 'Soy hebreo y temo a Yavé, Dios del Cielo, que hizo el mar y los continentes....

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y él respondió: Soy hebreo y temo a YHVH, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Él les respondió: 'Soy hebreo, y adoro a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra'.

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Jonás 1:9
29 Referans Kwoze  

A lo seco, Dios lo llamó “tierra”, y a las aguas que se habían juntado las llamó “mar”. Al ver Dios que todo estaba bien,


Pero un hombre que había escapado con vida vino a contarle todo esto a Abram el hebreo, que vivía en el encinar de Mamré el amorreo. Mamré era hermano de Escol y de Aner, los cuales estaban de parte de Abram.


El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes y me prometió dar esta tierra a mis descendientes, también enviará su ángel delante de ti para que traigas de allá una esposa para mi hijo.


llamó a los siervos de la casa y les dijo: –Mirad, mi esposo nos trajo un hebreo que ahora se burla de nosotros. Entró a verme y quería acostarse conmigo; pero yo grité muy fuerte,


Pero como esta gente no rendía culto al Señor, cuando comenzaron a establecerse les mandó el Señor leones que mataron a algunos de ellos.


Entonces uno de los sacerdotes que ellos habían desterrado de Samaria fue y se estableció en Betel, y les enseñó a rendir culto al Señor.


“Ciro, rey de Persia, dispone lo siguiente: El Señor, Dios de los cielos, ha puesto en mis manos todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le construya un templo en Jerusalén, que está en la región de Judá.


Ellos nos respondieron que adoran al Dios del cielo y de la tierra, y que están reconstruyendo el templo que ya hace muchos años había sido totalmente construido por un gran rey de Israel.


Al escuchar estas noticias me senté a llorar, y por algunos días estuve muy triste, ayunando y orando ante el Dios del cielo.


–¿Qué puedo hacer por ti? –preguntó el rey. Entonces, encomendándome al Dios del cielo,


Esdras dijo: “Tú eres el Señor, y nadie más. Tú hiciste el cielo, y lo más alto del cielo, y todas sus estrellas; tú hiciste la tierra y todo lo que hay en ella, los mares y todo lo que contienen. Tú das vida a todas las cosas. Por eso te adoran las estrellas del cielo.


El acusador contestó: –Pues no de balde te sirve con tanta fidelidad.


Además el rey de Egipto habló con Sifrá y Puá, que eran parteras de las hebreas, y les dijo:


Al día siguiente volvió a salir, y vio que dos hebreos se estaban peleando. Entonces preguntó al que maltrataba al otro: –¿Por qué golpeas a uno de tu propia raza?


Durante el gobierno de esos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido ni dominado por ninguna otra nación, sino que acabará por completo con todos los demás reinos, y durará para siempre.


Después de esto se volverán los israelitas y buscarán al Señor su Dios y a David su rey. En los últimos tiempos acudirán con reverencia al Señor y a los bienes que él concede.


–Señores, ¿por qué hacéis esto? ¡Nosotros también somos hombres, lo mismo que vosotros! Precisamente hemos venido para deciros que dejéis estas cosas que no sirven para nada y que os volváis al Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.


Pues anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios al que pertenezco y sirvo,


pues me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín y soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, pertenecí al partido fariseo,


En aquel mismo momento hubo un gran terremoto; se derrumbó la décima parte de la ciudad y siete mil personas murieron. Los que quedaron con vida, llenos de miedo, alabaron a Dios, que está en el cielo.


¿Quién no te temerá, Señor? ¿Quién no te alabará? Pues solo tú eres santo, todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios han sido manifestados.”


pero ni aun así dejaron de hacer el mal, sino que a causa de sus dolores y sus llagas dijeron cosas ofensivas contra el Dios del cielo.


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