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Jeremías 9:1 - Dios Habla Hoy Versión Española

1 ¡Ojalá fueran mis ojos como un manantial, como un torrente de lágrimas, para llorar día y noche por los muertos de mi pueblo!

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Si tan solo mi cabeza fuera una laguna y mis ojos una fuente de lágrimas, lloraría día y noche por mi pueblo que ha sido masacrado!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¿Quién me diera, en el desierto, una posada de viajeros, para dejar a mi pueblo e irme lejos de ellos? Porque son todos unos adúlteros, una pandilla de traidores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Quién me diera que mi cabeza fuera agua, Y mis ojos manantiales de lágrimas, Para llorar día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonaría a mi pueblo, me marcharía de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.

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Jeremías 9:1
20 Referans Kwoze  

Por eso lloro por los viñedos de Sibmá, lo mismo que por Jazer, y derramo lágrimas por Hesbón y Elalé, porque sobre sus frutos y cosechas resonó el grito de guerra.


Por eso dije: Apartaos de mí, que quiero llorar con amargura; no tratéis de consolarme de la catástrofe de mi pueblo.


Si vosotros no hacéis caso, lloraré en secreto a causa de vuestro orgullo; de mis ojos correrán las lágrimas, porque se llevan preso el rebaño del Señor.


Dile al pueblo: ‘Broten lágrimas de mis ojos día y noche, sin cesar, por la terrible desgracia de mi pueblo, por la gravedad de su herida.


Y después de todo eso, la infiel Judá tampoco volvió a mí de corazón, sino que me engañó. Yo, el Señor, lo afirmo.”


¡Me retuerzo de dolor! ¡Me palpita con violencia el corazón! ¡Estoy inquieto, no puedo callarme! He escuchado un toque de trompeta, un griterío de guerra.


El Señor dice: “¿Cómo voy a perdonarte todo esto? Tus hijos me han abandonado y juran por dioses que no son dioses. Les di comida en abundancia, pero me fueron infieles y en masa se entregaron a la prostitución.


¡Pueblo mío, ponte ropas ásperas en señal de dolor; revuélcate en la ceniza, vístete de luto y llora amargamente, como cuando se muere un hijo único; porque el que nos va a destruir vendrá muy pronto contra nosotros!


Mi dolor no tiene remedio, mi corazón desfallece.


¡Sí, que vengan pronto y que hagan lamentación por nosotros; que se nos llenen de lágrimas los ojos y nuestros párpados se inunden de llanto!


El llanto acaba con mis ojos y siento que me estalla el pecho; mi ánimo se ha venido al suelo al ver destruida la ciudad de mi gente, al ver que hasta los niños de pecho mueren de hambre por las calles.


Algunos de tus habitantes se dejan comprar para matar a otros. Prestan dinero a usura e interés, explotan y hacen violencia a su prójimo y se olvidan de mí. Yo, el Señor, lo afirmo.


Todos ellos son adúlteros; son como el horno que, una vez encendido, deja el hornero de atizarlo mientras fermenta la masa.


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