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Jeremías 8:10 - Dios Habla Hoy Versión Española

10 Por eso, voy a entregar sus mujeres a otros hombres, y sus tierras a otros dueños. Porque todos, grandes y pequeños, piensan solo en ganancias deshonestas; profetas y sacerdotes, todos cometen fraudes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Les daré sus esposas a otros y sus fincas a extranjeros. Desde el menos importante hasta el más importante, sus vidas están dominadas por la avaricia. Es cierto, incluso mis profetas y sacerdotes son así; todos ellos son unos farsantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Así, que yo daré sus mujeres a otros, sus campos a nuevos propietarios. Pues desde el más chico hasta el más grande, andan todos buscando su provecho; y desde el profeta hasta el sacerdote todos se dedican a engañar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Por tanto daré a otros sus mujeres, Y sus campos a los conquistadores, Porque desde el pequeño hasta el grande, Todos ellos son dados a ganancias deshonestas, Desde el profeta hasta el sacerdote, Todos ellos practican el engaño.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con engaño.

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Jeremías 8:10
28 Referans Kwoze  

que mi esposa sea esclava de otros y extraños se acuesten con ella.


También hay otros que se tambalean por el vino y dan traspiés por el licor: sacerdotes y profetas se tambalean por el licor, se atontan con el vino; dan traspiés por el licor, se tambalean al tener visiones y están borrachos al dictar sentencia.


A causa del pecado de Israel estuve enojado un tiempo, y lo castigué y me aparté de él; pero él se rebeló y se dejó llevar de sus caprichos.


Entonces el Señor me respondió: “Si eso dicen en mi nombre los profetas, es que están mintiendo. Yo no los he enviado ni les he dado ninguna orden, y ni siquiera les he hablado. Son revelaciones falsas, visiones engañosas, inventos de su propia fantasía. Esto es lo que os anuncian esos profetas.


Salgo al campo y veo los cadáveres de los muertos en batalla; entro en la ciudad y veo gente que se está muriendo de hambre. Aun los profetas y los sacerdotes se van a un país desconocido.’ ”


El que se hace rico injustamente es como la perdiz que empolla huevos ajenos. En pleno vigor tendrá que abandonar su riqueza, y al fin no será sino un tonto más.


“Pero tú tan solo te preocupas de ganancias deshonestas. Haces que muera el inocente, y oprimes y explotas a tu pueblo.”


por todo lo que me han ofendido con sus malas acciones el pueblo de Israel y el pueblo de Judá, lo mismo que sus reyes, sus jefes, sus sacerdotes, sus profetas y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén.


todas las mujeres que queden en el palacio del rey de Judá serán entregadas a los generales del rey de Babilonia, y ellas mismas dirán: ‘Los mejores amigos del rey lo engañaron, lo vencieron, dejaron que los pies se le hundieran en el lodo y le dieron la espalda.’


Todos los jefes militares, incluyendo a Johanán, hijo de Caréah, y a Azarías, hijo de Hosaías, y toda la gente, chicos y grandes, se acercaron


Lo que anuncian los profetas es mentira; los sacerdotes gobiernan a su antojo, ¡y mi pueblo así lo quiere! Pero, ¿qué haréis cuando llegue el fin?’ ”


¡Y todo por el pecado de sus profetas, por la maldad de sus sacerdotes, que aun dentro de la ciudad derramaron sangre inocente!


Y así mi pueblo viene y se sienta delante de ti, como es su costumbre hacerlo, para oir tus palabras. Pero no las ponen en práctica. Las repiten como si fueran canciones amorosas, pero su corazón va tras el dinero.


Puesto que pisoteáis al pobre y le cobráis impuestos de trigo, no podréis vivir en las casas de piedra que habéis construido ni beberéis el vino de las viñas que habéis plantado.


Aquel día os cantarán canciones en son de lamento. Os dirán: ‘Hemos sido completamente destruidos; nuestro pueblo, propiedad del Señor, ha cambiado de dueño sin que nadie lo impida; nuestros campos han sido repartidos entre nuestros conquistadores.’ ”


Los jueces de la ciudad se dejan sobornar, los sacerdotes enseñan solo por dinero y los profetas venden sus predicciones, alegando que el Señor los apoya y diciendo: “El Señor está con nosotros; nada malo nos puede suceder.”


Mi pueblo sigue caminos equivocados por culpa de los profetas que lo engañan, que anuncian paz a quienes les dan de comer pero declaran la guerra a quienes no les llenan la boca. El Señor dice a esos profetas:


Voy a poner en pie de guerra a los caldeos, que son gente cruel, siempre dispuesta a recorrer el mundo de parte a parte para adueñarse de tierras que no les pertenecen.


Por eso, sus tesoros serán saqueados y sus casas destruidas. Construirán casas, pero no vivirán en ellas; plantarán viñas, pero no beberán de su vino.”


A esos hay que taparles la boca, pues trastornan a familias enteras enseñando lo que no deben, para obtener ganancias deshonestas.


En cuanto al obispo, como administrador de las cosas de Dios, es necesario que lleve una vida recta. No debe ser terco ni de mal genio; no debe ser borracho ni amigo de peleas, ni ha de anhelar ganancias deshonestas.


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