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Jeremías 39:5 - Dios Habla Hoy Versión Española

5-6 Pero los soldados caldeos los persiguieron, y alcanzaron a Sedequías en la llanura de Jericó. Lo capturaron y lo llevaron ante el rey Nabucodonosor, que estaba en Riblá, en el territorio de Hamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia: hizo degollar a los hijos de Sedequías en presencia de este, y también a todos los nobles de Judá.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Pero el ejército de los caldeos los siguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y le tomaron, y le hicieron subir a Ribla en tierra de Hamat, donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le sentenció.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Sin embargo, las tropas babilónicas los persiguieron y alcanzaron a Sedequías en las llanuras de Jericó. Lo capturaron y lo llevaron ante el rey Nabucodonosor de Babilonia, que se encontraba en Ribla, en la tierra de Hamat. Allí el rey de Babilonia dictó sentencia contra Sedequías.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Pero las tropas de los caldeos salieron en su persecución y alcanzaron a Sedecías en los llanos de Jericó, lo tomaron preso y lo llevaron a la presencia de Nabucodonosor, que estaba en Ribla, en tierra de Jamat, el cual lo sometió a juicio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Pero el ejército de los caldeos los persiguió, y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó, y habiéndolo prendido, lo llevaron donde estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, a Ribla en tierra de Hamat, y allí lo sentenció.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Pero las tropas de los caldeos los persiguieron y dieron alcance a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo prendieron y lo llevaron a Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Riblá, en el país de Jamat, el cual dictó sentencia contra él.

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Jeremías 39:5
26 Referans Kwoze  

Cuando Toi, rey de Hamat, se enteró de que David había derrotado a todo el ejército de Hadad-ézer,


El rey de Asiria llevó gente de Babilonia, Cuta, Avá, Hamat y Sefarvaim, y la estableció en las ciudades de Samaria, en lugar de los israelitas. Así tomaron posesión de Samaria y vivieron en sus ciudades.


El faraón Necao lo tuvo preso en Riblá, en la región de Hamat, para que no reinara en Jerusalén, y obligó al país a pagar un tributo de tres mil trescientos kilos de plata y treinta y tres kilos de oro.


Los caldeos capturaron al rey y lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Hamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia contra Sedequías


Por eso, el Señor trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes apresaron con ganchos a Manasés, lo sujetaron con cadenas de bronce y lo llevaron a Babilonia.


tus jefes salieron todos corriendo, y al huir de los arcos, los apresaron. Tus hombres más valientes huyeron lejos, pero los apresaron.


Después entregaré a Sedequías, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor y de sus otros enemigos mortales, junto con sus oficiales y tropas y la gente que haya quedado con vida en la ciudad después de la peste, la guerra y el hambre. Yo haré que los maten a filo de espada, sin piedad ni compasión. Yo, el Señor, lo afirmo.


“En cambio, a Sedequías, rey de Judá, y a los jefes y demás habitantes de Jerusalén que se quedaron en el país o se instalaron en Egipto, los trataré como a los higos malos, que de malos no se pueden comer.


Pero si no te entregas a ellos, los caldeos se apoderarán de la ciudad y le prenderán fuego, y tú no podrás escapar.’


Jeremías continuó diciendo al rey: –Todas las mujeres y los hijos de Su Majestad serán entregados a los caldeos, y Su Majestad no escapará de ellos, sino que será entregado al rey de Babilonia, y prenderán fuego a la ciudad.


El viento que yo haré venir será demasiado fuerte para eso, pues ahora voy a dictar sentencia contra ellos.”


Yo entregaré al faraón Hofra, rey de Egipto, en poder de sus enemigos mortales, así como entregué a Sedequías, rey de Judá, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su enemigo mortal.’


Mensaje acerca de Damasco: “Las ciudades de Hamat y Arpad están avergonzadas porque les han llegado malas noticias. Se llenan de terror, no pueden estar tranquilas.


A más de sufrimientos y duros trabajos, Judá está ahora en cautiverio. La que antes reinaba entre los pueblos, ahora no encuentra reposo. Los que la perseguían, la alcanzaron y la pusieron en aprietos.


Preso ha caído el escogido del Señor, el que daba aliento a nuestra vida, el rey de quien decíamos: “A su sombra viviremos entre los pueblos.”


Vendrán contra ti, con gran número de carros y de ejércitos; te rodearán por todas partes, armados, y con cascos y escudos, y yo les daré el derecho de juzgarte, y te juzgarán según sus leyes.


Son espantosos, terribles, y no reconocen más ley que la suya.


Los hombres fueron y exploraron el país desde el desierto de Sin, en el sur, hasta Rehob, en el norte, junto a la entrada de Hamat.


Queda además la tierra de los guiblitas y todo el Líbano hacia el este, desde Baal-gad, al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat.


Cerca de cuarenta mil hombres armados y listos para la guerra desfilaron ante el Señor y fueron hacia los llanos de Jericó.


Los israelitas acamparon en Guilgal, y el día catorce del mes, por la tarde, celebraron la Pascua en los llanos de Jericó.


Quedaron los cinco jefes filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que vivían en los montes del Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta el paso de Hamat.


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