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Génesis 30:2 - Dios Habla Hoy Versión Española

2 Pero Jacob se enojó con ella y le dijo: –¿Acaso yo soy Dios? Él es quien no te deja tener hijos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Entonces Jacob se puso furioso con Raquel. —¿Acaso yo soy Dios? —le dijo—. ¡Él es el que no te ha permitido tener hijos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Entonces Jacob se enojó con Raquel y le dijo: 'Si Dios te ha negado los hijos, ¿qué puedo hacer yo?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces se encendió la ira de Jacob contra Raquel, y dijo: ¿Acaso estoy yo en lugar de ’Elohim que te impide el fruto del vientre?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Jacob se enfadó con Raquel y le dijo: '¿Estoy yo acaso en lugar de Dios, que te ha negado el fruto del seno?'.

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Génesis 30:2
17 Referans Kwoze  

Y un día dijo Sarai a Abram: –Mira, el Señor no me ha permitido tener hijos, pero te ruego que te unas a mi esclava Agar, pues tal vez tendré hijos por medio de ella. Abram aceptó lo que Sarai le decía,


pues, por causa de Sara, el Señor había hecho que ninguna mujer de la casa de Abimélec pudiera tener hijos.


Rebeca no podía tener hijos, así que Isaac rogó al Señor por ella. Y el Señor oyó su oración, y Rebeca quedó embarazada.


Cuando el Señor vio que Jacob despreciaba a Lía, hizo que esta tuviera hijos; pero a Raquel la mantuvo estéril.


Jacob se enojó y fue a reclamarle a Labán con estas palabras: –¿Qué falta cometí? ¿Cuál es mi pecado, que con tantas ansias me has perseguido?


Pero José les contestó: –No tengáis miedo. Yo no puedo ponerme en lugar de Dios.


Cuando el rey de Israel leyó la carta se rasgó la ropa en señal de aflicción y dijo: –¿Acaso yo soy Dios, que da la vida y la quita, para que este me mande un hombre a que yo lo cure de su lepra? ¡Mirad bien y veréis que está buscando un pretexto contra mí!


En cuanto Moisés se acercó al campamento y vio el becerro y los bailes, se encendió su ira y arrojó de sus manos las tablas, haciéndolas pedazos al pie del monte.


Pero yo os digo que todo el que se enoje con su hermano será condenado; el que insulte a su hermano será juzgado por la Junta Suprema, y el que injurie gravemente a su hermano se hará merecedor del fuego del infierno.


Jesús miró entonces con enojo a los que le rodeaban y, entristecido porque no querían entender, dijo a aquel hombre: –Extiende la mano. El hombre la extendió, y la mano le quedó sana.


Entonces, con voz muy fuerte, dijo Isabel: –¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo!


Si os enojáis, no pequéis: procurad que el enojo no os dure todo el día.


pero a Ana le daba una ración especial, porque la amaba mucho a pesar de que el Señor le había impedido tener hijos.


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