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Génesis 22:1 - Dios Habla Hoy Versión Española

1 Después de algún tiempo, Dios puso a prueba la fe de Abraham. Lo llamó por su nombre, y él contestó: –Aquí estoy.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham. —¡Abraham! —lo llamó Dios. —Sí —respondió él—, aquí estoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Tiempo después, Dios quiso probar a Abrahán y lo llamó: 'Abrahán. Respondió él: 'Aquí estoy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Aconteció después de estas cosas que ’Elohim probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después de estos hechos, quiso Dios probar a Abrahán y le dijo: 'Abrahán'. Contestó Abrahán: 'Aquí estoy'.

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Génesis 22:1
24 Referans Kwoze  

Después de esto, el Señor habló a Abram en una visión y le dijo: –No tengas miedo, Abram, porque yo soy tu protector. Tu recompensa va a ser muy grande.


Esto dolió mucho a Abraham, porque se trataba de un hijo suyo.


el ángel del Señor le llamó desde el cielo: –¡Abraham! ¡Abraham! –Aquí estoy –contestó él.


Poco después Isaac dijo a Abraham: –¡Padre! –¿Qué quieres, hijo? –le contestó Abraham. –Mira –dijo Isaac–, tenemos la leña y el fuego, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?


Entonces Israel dijo a José: –Mira, tus hermanos están en Siquem cuidando las ovejas. Quiero que vayas a verlos. –Iré con mucho gusto –contestó José.


Aquella noche Dios habló a Israel en una visión, llamándole por su nombre, Jacob. Y él contestó: –Aquí estoy.


El Señor volvió a encenderse en ira contra los israelitas, e incitó a David contra ellos, ordenándole que hiciera un censo de Israel y Judá.


Así sucedió también cuando las autoridades de Babilonia enviaron a unos para visitarle e informarse del milagro que había ocurrido en el país. Dios dejó solo a Ezequías, para probarle y conocer a fondo su manera de pensar.


Entonces el Señor dijo a Moisés: –Voy a hacer que os llueva comida del cielo. La gente saldrá a diario a recoger únicamente lo necesario para el día. Quiero ver quién obedece mis instrucciones y quién no.


Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba a mirar, le llamó desde la zarza: –¡Moisés! ¡Moisés! –Aquí estoy –contestó Moisés.


El oro y la plata, el fuego los prueba; los pensamientos los prueba el Señor.


Entonces oí la voz del Señor, que decía: “¿A quién voy a enviar? ¿Quién será nuestro mensajero?” Yo respondí: “Aquí estoy, envíame a mí.”


Vosotros no habéis pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y podéis confiar en Dios, que no os dejará sufrir pruebas más duras de lo que podáis soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios os dará también el modo de salir de ella, para que podáis soportarla.


no le hagáis caso. Porque el Señor vuestro Dios quiere poneros a prueba para saber si le amáis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.


y en el desierto os alimentó con maná, comida que vuestros antepasados no habían conocido, para humillaros y poneros a prueba, y para vuestro propio bien a fin de cuentas.


Acordaos de todo el camino que el Señor vuestro Dios os hizo recorrer en el desierto durante cuarenta años para humillaros y poneros a prueba, a fin de conocer vuestros pensamientos y saber si ibais a cumplir o no sus mandamientos.


Por fe, Abraham, cuando Dios le puso a prueba, tomó a Isaac para ofrecerlo en sacrificio. Estaba dispuesto a ofrecer a su hijo único, a pesar de que Dios le había prometido:


Dios aceptó como justo a Abraham, nuestro antepasado, por lo que hizo cuando ofreció en sacrificio a su hijo Isaac.


Porque vuestra fe es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que vuestra fe, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca.


Con esto el Señor quería ver si los israelitas seguirían o no el camino del Señor, como antes lo habían seguido sus antepasados.


Entonces el Señor lo llamó: –¡Samuel! –¡Aquí estoy! –contestó él.


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