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Génesis 13:13 - Dios Habla Hoy Versión Española

13 donde toda la gente era mala y cometía horribles pecados contra el Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

13 Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Pero los habitantes de esa región eran sumamente perversos y no dejaban de pecar contra el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Los habitantes de Sodoma eran malos y pecadores ante Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero la gente° de Sodoma era mala y pecadora en gran manera contra YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Eran los habitantes de Sodoma en gran manera malos y pecadores ante Yahveh.

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Génesis 13:13
27 Referans Kwoze  

Nimrod, por la voluntad del Señor, fue un gran cazador. De ahí viene el dicho: “Igual a Nimrod, que por la voluntad del Señor fue un gran cazador.”


Después de cuatro generaciones, tus descendientes regresarán a este lugar, porque todavía no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos.


Así que el Señor le dijo: –La gente de Sodoma y Gomorra tiene tan mala fama, y su pecado es tan grave,


porque vamos a destruir este lugar. Ya son muchas las quejas que el Señor ha tenido contra la gente de esta ciudad, y por eso nos ha enviado a destruirla.


Pero al Señor no le agradaba la mala conducta de Er, y le quitó la vida.


En esta casa nadie es más que yo; mi amo no me ha negado nada, sino solo a ti misma, que eres su esposa; así que, ¿cómo podría yo hacer algo tan malo y pecar contra Dios?


Delante de Dios, la tierra estaba llena de maldad y violencia,


Además hizo quemar a sus hijos en sacrificio, practicó la invocación de espíritus y la adivinación, y estableció el espiritismo y la hechicería. Tan malos fueron sus hechos a los ojos del Señor, que acabó por provocar su indignación.


Si el Señor todopoderoso no hubiera dejado a unos cuantos de nosotros, ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.


Yo he visto a los profetas de Jerusalén hacer cosas horribles: cometen adulterios y fraudes, animan de tal modo a los malvados que nadie se aparta de su maldad. Ellos y los habitantes de la ciudad son para mí como Sodoma y Gomorra.


¿Quién podrá esconderse de mi vista? Con mi presencia lleno el cielo y la tierra. Yo, el Señor, lo afirmo.


Pero si no lo hacéis así, sabed que cometeréis un pecado contra el Señor y que algún día os llegará el castigo por ese pecado.


Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos cobradores de impuestos, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos.


Id y aprended qué significan estas palabras de la Escritura: ‘Quiero que seáis compasivos, y no que me ofrezcáis sacrificios.’ Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.


Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego y le dijeron: –Reconoce la verdad delante de Dios: nosotros sabemos que ese hombre es pecador.


Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino solamente a quienes le adoran y hacen su voluntad.


y, de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen actos vergonzosos y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión.


Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él: todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas.


Dios castigará sobre todo a los que siguen deseos impuros y desprecian la autoridad del Señor. Son tercos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los poderes superiores;


Lo mismo que esos ángeles, también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas se entregaron a la inmoralidad sexual y se dejaron llevar por vicios contra naturaleza. Por eso sufrieron el castigo del fuego eterno y quedaron como una advertencia para todos.


Ahora bien, si el Señor te envió con la orden estricta de destruir a esos pecadores amalecitas, y de atacarlos hasta acabar con ellos,


Así pues, el pecado que estos jóvenes cometían ante el Señor era gravísimo, porque trataban con desprecio las ofrendas que pertenecían al Señor.


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