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Génesis 12:7 - Dios Habla Hoy Versión Española

7 Allí el Señor se le apareció y le dijo: “Esta tierra se la voy a dar a tu descendencia.” Entonces Abram construyó un altar en honor del Señor, porque allí se le había aparecido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al Señor, quien se le había aparecido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Yavé se apareció a Abram y le dijo: 'Le daré esta tierra a tu descendencia. A consecuencia de esto, Abram edificó un altar a Yavé que se le había aparecido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y apareció YHVH a Abram, y dijo: A tu descendencia daré esta tierra.° Entonces edificó allí un altar a YHVH, que se le había aparecido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Se apareció Yahveh a Abrán, y le dijo: 'A tu posteridad daré yo esta tierra'. Y Abrán edificó allí un altar a Yahveh que se le había aparecido.

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Génesis 12:7
55 Referans Kwoze  

Luego se fue a la región montañosa que está al este de la ciudad de Betel, y allí montó su campamento. Betel quedaba al oeste de donde él había acampado, y la ciudad de Ai al este. En aquel lugar construyó Abram otro altar, e invocó el nombre del Señor.


yo te daré toda la tierra que ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes.


¡Levántate, recorre esta tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la voy a dar!”


Así pues, Abram levantó su campamento y se fue a vivir al bosque de encinas de un hombre llamado Mamré, cerca de la ciudad de Hebrón. Allí construyó un altar en honor del Señor.


Ese era el lugar donde antes había construido un altar, y allí invocó el nombre del Señor.


Aquel mismo día el Señor hizo un pacto con Abram, diciéndole: –Esta tierra se la daré a tus descendientes, desde el río de Egipto hasta el río grande, el Éufrates.


Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: –Yo soy el Dios todopoderoso. Vive una vida sin tacha delante de mí,


Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, mientras Dios seguía diciéndole:


A ti y a ellos os daré toda la tierra de Canaán, donde ahora vives, como herencia permanente; y yo seré su Dios.


El Señor se apareció a Abraham en el encinar de Mamré, mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña, como a mediodía.


Cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, Abraham construyó un altar y preparó la leña; luego ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar, sobre la leña;


El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes y me prometió dar esta tierra a mis descendientes, también enviará su ángel delante de ti para que traigas de allá una esposa para mi hijo.


Isaac construyó allí un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en aquel lugar, y sus siervos abrieron un pozo.


y por ahora sigue viviendo en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tus descendientes os voy a dar todas estas tierras. Así cumpliré la promesa que hice a tu padre Abraham.


También veía al Señor, que estaba de pie junto a él y le decía: “Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tus descendientes os daré la tierra donde estás acostado.


Que te dé a ti, y también a tus descendientes, la bendición que prometió a Abraham, para que sean dueños de esta tierra donde ahora vivimos como extranjeros, pues él se la prometió a Abraham.


Y Jacob llamó a aquel lugar Penuel, porque dijo: “He visto a Dios cara a cara, y sin embargo todavía estoy vivo.”


Después construyó un altar, y lo llamó El-elohé-israel.


La tierra que di a Abraham y a Isaac, también te la doy a ti, y después de ti se la daré a tus descendientes.”


Y construyó un altar, y llamó al lugar El-betel, porque cuando huía de su hermano, Dios se le había aparecido allí.


Un día, José dijo a sus hermanos: “Me falta poco para morir, pero Dios vendrá a ayudaros y os sacará de este país para llevaros a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob.”


Luego Noé construyó un altar en honor del Señor, tomó aves y animales puros, de cada clase, y los ofreció en holocausto al Señor.


y allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Entonces el Señor atendió las súplicas en favor del país, y la peste se retiró de Israel.


y construyó con ellas un altar al Señor; abrió luego una zanja alrededor del altar, donde cabrían unos veinte litros de grano


del pacto que hizo con Abraham, del juramento que hizo a Isaac


cuando dijo: ‘Voy a darte la tierra de Canaán como la herencia que te toca.’


En pago de eso, ahora nos atacan para arrojarnos de tu propiedad, de la tierra que nos diste en propiedad.


Dios nuestro, tú arrojaste de la presencia de tu pueblo Israel a los habitantes de este territorio, y se lo diste para siempre a los descendientes de Abraham, tu amigo.


Entonces Josué, hijo de Josadac, y sus compañeros los sacerdotes, así como Zorobabel, hijo de Salatiel, y sus parientes, se pusieron a construir el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él los holocaustos que ordena la ley de Moisés, hombre de Dios.


Moisés hizo un altar, al que puso por nombre “El Señor es mi bandera”,


Entonces Moisés escribió todo lo que el Señor había dicho, y al día siguiente, muy temprano, se levantó y construyó un altar al pie del monte, y colocó doce piedras sagradas, una por cada tribu de Israel.


Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: ‘Haré que vuestros descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que os he prometido se la daré a ellos como su herencia para siempre.’


El Señor dijo a Moisés: –Anda, vete de aquí con el pueblo que sacaste de Egipto. Id a la tierra que prometí a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes.


Me manifesté a Abraham, Isaac y Jacob con el nombre de Dios todopoderoso, pero no me di a conocer a ellos con mi verdadero nombre: EL SEÑOR.


Hice además un pacto con ellos, y me comprometí a darles la tierra de Canaán, o sea la región en la que vivieron por algún tiempo como extranjeros.


“Cuando llegue ese día, Judá se unirá a Israel, y juntos regresarán del país del norte a la tierra que di como herencia a vuestros antepasados.


“Entre estas personas será repartida la tierra, según el número que haya sido registrado.


que las personas que habían salido de Egipto y que tenían de veinte años en adelante no verían la tierra que solemnemente había prometido a Abraham, Isaac y Jacob, porque no le siguieron con fidelidad.


Sin embargo, no le dio propiedad alguna en ella: ni siquiera un lugar donde poner el pie. Pero sí prometió dársela para que después de su muerte fuera de sus descendientes (aunque en aquel tiempo Abraham todavía no tenía hijos).


Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios son considerados verdaderos descendientes.


Ahora bien, Dios hizo sus promesas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no habla de “descendencias”, en plural, sino en singular. Dice: “y a tu descendencia”, la cual es Cristo.


Hermanos, vosotros sois como Isaac: sois los hijos que Dios había prometido.


Yo os he entregado el país; id y tomad posesión de la tierra que yo, el Señor, juré dar a vuestros antepasados, a Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.’


amad al Señor vuestro Dios, obedecedle y sedle fieles, porque de ello depende vuestra vida y el que viváis muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, vuestros antepasados.”


Y el Señor le dijo: “Este es el país que yo juré a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes. He querido que lo veas con tus propios ojos, aunque no vas a entrar en él.”


“El Señor y Dios vuestro os va a hacer entrar en el país que juró que les daría a vuestros antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es un país con grandes y hermosas ciudades que vosotros no construisteis;


No es, pues, por vuestros méritos ni por vuestra bondad por lo que vais a tomar posesión de su país; el Señor los arroja de vuestra presencia a causa de la propia maldad de ellos y para cumplir la promesa que hizo a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados vuestros.


Todas estas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos y las saludaron reconociéndose a sí mismos extranjeros de paso por este mundo.


Por fe, Abraham, cuando Dios lo llamó, obedeció y salió para ir al lugar que le iba a dar como herencia. Salió de su tierra sin saber a dónde iba,


Ten valor y firmeza, que tú vas a repartir la tierra a este pueblo, pues es la herencia que yo prometí a sus antepasados.


Cuando las tribus de Rubén y de Gad y la media tribu de Manasés llegaron al río Jordán, todavía en territorio cananeo, levantaron junto al río un gran altar.


Entonces Josué construyó en el monte Ebal un altar al Señor, el Dios de Israel,


Entonces Gedeón construyó allí un altar en honor del Señor, y lo llamó “El Señor es la paz”. Este altar todavía está en Ofrá, ciudad del clan de Abiézer.


Luego regresaba a Ramá, donde tenía su residencia, y desde allí gobernaba a Israel. También construyó allí un altar al Señor.


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