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Gálatas 2:2 - Dios Habla Hoy Versión Española

2 Fui porque Dios me había revelado que tenía que ir. Y allí, en Jerusalén, expuse ante todos el evangelio que anuncio a los no judíos. Luego, más en privado, lo expuse ante quienes parecían tener mayor autoridad, para que les constara que ni antes ni ahora estaba yo trabajando en vano.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Fui a Jerusalén, porque Dios me reveló que debía hacerlo. Durante mi tiempo allí, me reuní en privado con los que eran reconocidos como los dirigentes de la iglesia y les presenté el mensaje que predico a los gentiles. Quería asegurarme de que estábamos de acuerdo, porque temía que todos mis esfuerzos hubieran sido inútiles y que estaba corriendo la carrera en vano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Siguiendo una revelación, fui para exponerles el evangelio que anuncio a los paganos. Me entrevisté con los dirigentes en una reunión privada, no sea que estuviese haciendo o hubiera hecho un trabajo que no sirve.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y subí según una revelación, y les expuse el evangelio que proclamo entre los gentiles, pero lo hice en privado, a los de reputación,° para cerciorarme de que no corría o había corrido en vano;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Subí, movido por una revelación, y les referí el Evangelio que proclamo entre los gentiles -pero en privado, y a los más calificados-, por si corría o había corrido en vano.

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Gálatas 2:2
26 Referans Kwoze  

Una mosca muerta apesta y echa a perder el buen perfume. Cuenta más la tontería más ligera que la sabiduría más respetable.


“Ved que os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas.


Todos escucharon en silencio lo que Bernabé y Pablo decían acerca de las señales y milagros que Dios había hecho por medio de ellos entre los no judíos.


Pablo y Bernabé tuvieron por esto una fuerte discusión con ellos. Luego se decidió que Pablo, Bernabé y algunos otros fueran a Jerusalén, a tratar este asunto con los apóstoles y ancianos de la iglesia de aquella ciudad.


Al llegar a Jerusalén, Pablo y Bernabé fueron recibidos por la iglesia, y por los apóstoles y ancianos, y contaron todo lo que Dios había hecho con ellos.


Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: “No tengas miedo. Sigue anunciando el mensaje y no calles,


A la noche siguiente, el Señor se apareció a Pablo y le dijo: “Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.”


Pero en la Junta Suprema había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Este se puso en pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles.


Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasión.


pero nosotros anunciamos a un Mesías crucificado. Esto resulta ofensivo a los judíos, y a los no judíos les parece una tontería;


Entre vosotros no quise saber de otra cosa que de Jesucristo y, más exactamente, de Jesucristo crucificado.


Sabéis que, en una carrera, todos corren pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corred de tal modo que recibáis el premio.


En cuanto a mí, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire.


Nada gana uno con gloriarse de sí mismo. Sin embargo, tengo que hablar de las visiones y revelaciones que he recibido del Señor.


No lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino que Jesucristo mismo me lo dio a conocer.


me hizo conocer a su Hijo, para que yo anunciara su evangelio entre los no judíos. Y no fui entonces a consultar con nadie,


Estoy muy sorprendido de que tan pronto os hayáis alejado de Dios, que os llamó por el amor de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio.


Los que eran reconocidos como de mayor autoridad –aunque a mí no me importa lo que por un tiempo hayan sido, pues Dios no juzga por las apariencias– no me dieron nuevas instrucciones.


Así pues, Santiago, Cefas y Juan, que eran tenidos por columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me había concedido este privilegio. Y para confirmar que nos aceptaban como compañeros, nos dieron la mano a mí y a Bernabé, y estuvieron de acuerdo en que nosotros fuésemos a trabajar entre los no judíos, en tanto que ellos trabajarían entre los judíos.


Vosotros marchabais bien. ¿Quién, pues, hizo que dejarais de obedecer a la verdad?


manteniendo firme el mensaje de vida. Así, cuando venga Cristo podré sentirme satisfecho por causa vuestra, sabiendo que no he corrido ni trabajado en vano.


Recibidle con toda alegría, como a hermano en el Señor, y estimad siempre a quienes son como él,


Por eso, no pudiendo resistir más, os envié a Timoteo para saber cómo andabais respecto de vuestra fe, pues tenía miedo de que el diablo os hubiera empujado al mal y que nuestro trabajo hubiera resultado inútil.


He peleado la buena batalla, he llegado al término de la carrera, me he mantenido fiel.


Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.


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