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Éxodo 8:8 - Dios Habla Hoy Versión Española

8 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: –Pedidle al Señor que nos quite las ranas a mí y a mi gente, y dejaré que la tuya vaya a ofrecer sacrificios al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les suplicó: —Rueguen al Señor que quite las ranas de mí y de mi gente. Yo dejaré salir a su pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Dicho esto, se fueron Moisés y Aarón. Moisés llamó a Yavé por el asunto de las ranas, ya que se había comprometido con Faraón,

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Faraón entonces llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: suplicad a YHVH que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificio a YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Moisés y Aarón salieron del palacio del Faraón y Moisés invocó a Yahveh para que alejara las ranas que había enviado contra el Faraón.

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Éxodo 8:8
24 Referans Kwoze  

Entonces el rey, dirigiéndose al profeta, dijo: –Te ruego que ores por mí al Señor tu Dios, para que mi mano se cure. El profeta rogó al Señor, y la mano del rey quedó sana, como antes.


El faraón mandó llamar inmediatamente a Moisés y Aarón, y les dijo: –He pecado contra el Señor vuestro Dios, y contra vosotros,


pero os ruego que tan solo esta vez perdonéis mi pecado, y que oréis por mí al Señor vuestro Dios, para que por lo menos aleje de mí esta plaga mortal.


En cuanto Moisés salió del palacio del faraón, oró al Señor.


Mientras tanto, el rey de Egipto recibió aviso de que los israelitas se habían escapado. Entonces el rey y sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a ellos, y se dijeron: “¿Pero cómo pudimos permitir que los israelitas se fueran y dejaran de trabajar para nosotros?”


Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras: –Señor, ¿por qué va a arder tu furor contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder?


Pero el faraón contestó: –¿Y quién es ‘el Señor’, para que yo le obedezca y deje ir a los israelitas? Ni conozco al Señor, ni tampoco voy a dejar ir a los israelitas.


Sin embargo, en cuanto el faraón se vio libre de su problema, se puso terco y no hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho.


Moisés contestó: –En cuanto yo salga de aquí, le pediré al Señor que mañana se alejen los tábanos de ti, de tus funcionarios y de tu pueblo, siempre y cuando no sigas engañándonos ni impidiendo que los israelitas vayan a ofrecer sacrificios al Señor.


Pero el faraón volvió a ponerse terco, y no dejó ir a los israelitas.


Moisés contestó al faraón: –Dime cuándo quieres que yo le pida por ti, por tus funcionarios y por tu gente, para que las ranas se alejen de ti y de tu palacio, y se queden solo en el río.


Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo: –Reconozco que he pecado. La culpa es mía y de mi pueblo, y no del Señor.


Demasiados truenos y granizo hemos tenido ya, así que no voy a deteneros más. Pedidle al Señor por nosotros, y yo os dejaré ir.


Cuando Moisés salió de la ciudad, después de haber estado con el faraón, levantó sus manos al Señor en oración. Inmediatamente dejó de granizar y de llover, y no hubo más truenos.


Entonces fueron a donde estaba Moisés y le dijeron: –¡Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti! ¡Pídele al Señor que aleje de nosotros las serpientes! Moisés pidió al Señor que perdonara a los israelitas,


Simón contestó: –Orad por mí al Señor, para que no me suceda nada de lo que habéis dicho.


Por eso, todos dijeron a Samuel: –Ruega al Señor tu Dios por estos siervos tuyos, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido el de pedir un rey.


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