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Daniel 3:1 - Dios Habla Hoy Versión Española

1 El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro de treinta metros de alto por tres de ancho, y ordenó que la pusieran en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro que medía veintisiete metros de altura y dos metros y medio de ancho y la levantó sobre la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de treinta metros de alto por tres metros de ancho y la colocó en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de sesenta codos de altura y seis codos de ancho, y la hizo levantar en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de sesenta codos de altura por seis codos de anchura y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Daniel 3:1
29 Referans Kwoze  

Después de haber consultado el asunto, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: “Israelitas, ya habéis ido bastante a Jerusalén. Aquí tenéis a vuestros dioses, que os sacaron de Egipto.”


Esta historia tuvo lugar en el tiempo en que Asuero reinaba sobre un imperio de ciento veintisiete provincias, que se extendía desde la India hasta Etiopía


No hagáis ídolos de oro o plata para adorarlos como a mí.


Y así Moisés volvió a donde estaba el Señor, y le dijo: –Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un dios de oro.


Aquel día el hombre arrojará sus ídolos a las ratas y a los murciélagos, esos ídolos de oro y de plata que él mismo se hizo para adorarlos,


Y despreciarás como cosas impuras tus imágenes de plata y tus ídolos recubiertos de oro. Los rechazarás como algo impuro y los considerarás basura.


Hay quienes sacan mucho oro de sus bolsas y pesan plata en la balanza; luego contratan a un artesano que les haga un dios para inclinarse ante él y adorarlo.


Sus ídolos son tan sólo plata traída de Tarsis y oro traído de Ufaz; objetos hechos por escultores y orfebres, y vestidos con telas moradas y rojas, todos ellos fabricados por hábiles artistas.


¿Puede el hombre hacer sus propios dioses? ¡Entonces esos dioses no son verdaderos!”


Luego el rey puso a Daniel en un alto cargo y le hizo muchos y espléndidos regalos. Además lo nombró gobernador de la provincia de Babilonia y jefe supremo de todos los sabios de aquella nación.


A petición de Daniel, el rey puso a Sadrac, Mesac y Abed-negó en importantes cargos de la administración de la provincia de Babilonia. Daniel mismo se quedó en la corte del rey.


les preguntó: –¿Es verdad que vosotros no adoráis a mis dioses ni a la estatua de oro que yo he mandado hacer?


Luego el rey elevó a estos tres jóvenes a cargos aún más importantes en la provincia de Babilonia.


Al contrario, Su Majestad se ha burlado del Señor del cielo mandando traer a la mesa las copas y tazones del templo, y junto con sus invitados ha bebido vino en ellos y ha dado alabanza a dioses hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra; dioses que no ven ni oyen ni saben nada. En cambio, no ha alabado al Dios en cuyas manos está la vida de Su Majestad y de quien depende todo lo que haga.


Todos bebían vino y alababan a sus ídolos, hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.


“Pero ella no reconoció que era yo quien le daba el trigo, el vino y el aceite; que era yo quien le aumentaba la plata y el oro con que fabricó sus ídolos.


“Sin contar conmigo, han establecido reyes; y han nombrado jefes sin saberlo yo. Han tomado su plata y su oro para fabricarse ídolos y destruirse a sí mismos.


¡Ay de ti, que a un ídolo de madera le dices que despierte, y a una piedra muda, que se ponga en pie! ¿Podrán ellos comunicar mensaje alguno? ¡No, porque no tienen vida propia, aunque estén recubiertos de oro y plata!


Siendo, pues, descendientes de Dios, no debemos pensar que Dios es como las imágenes de oro, plata o piedra que los hombres fabrican según su propia imaginación.


Pero, como podéis ver y oir, ese tal Pablo anda por ahí diciendo que los dioses fabricados por los hombres no son dioses, y ha convencido a mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia.


Quemaréis las imágenes de sus dioses, pero no intentéis quedaros con el oro y la plata que las recubren; no caigáis en esa tentación, pues cometeríais una acción despreciable ante el Señor.


El resto de la gente, los que no murieron por estas calamidades, tampoco ahora dejaron de hacer el mal, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, que no pueden ver ni oir ni andar.


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