10 E hicieron saber esto a David, diciendo: Urías no ha descendido a su casa. Y dijo David a Urías: ¿No has venido de camino? ¿Por qué, pues, no descendiste a tu casa?
10 Al enterarse David de que Urías no había ido a su casa, lo mandó llamar y le preguntó: —¿Qué pasa? ¿Por qué no fuiste anoche a tu casa después de haber estado fuera por tanto tiempo?
10 Cuando se lo refirieron a David, diciendo: Urías no bajó a su casa, David preguntó a Urías: ¿Acaso no has venido de un viaje? ¿Por qué no bajas a tu casa?
Urías le respondió: –Tanto el arca sagrada como los soldados de Israel y de Judá tienen por techo simples enramadas; igualmente Joab, mi jefe, y los oficiales de Su Majestad, duermen a campo abierto; ¿cómo podré yo entrar en mi casa para comer y beber y acostarme con mi mujer? ¡Por vida de Su Majestad, que yo no haré tal cosa!
El Señor envió al profeta Natán a ver a David. Cuando Natán se presentó ante él, le dijo: –En una ciudad había dos hombres: uno era rico y el otro pobre.